En los primeros días de la era Meiji vivía un luchador bien conocido llamado O-nami, que significa, Grandes Olas.
O-nami era inmensamente fuerte y conocía el arte de la lucha. En sus entrenamientos privados vencía incluso a su maestro, pero en público era tan tímido que sus propios discípulos le tiraban al suelo.
O-nami pensó que debía ir a pedir ayuda a su maestro zen. Hakuju, era un maestro errante, se encontraba en un pequeño templo cercano, de modo que O-nami fue a verlo y le explicó su grave problema.
«Grandes Olas es tu nombre», dijo el maestro, «de modo que te quedarás en este templo esta noche. Imagina que eres esas grandes olas. Ya no eres un luchador asustado. Eres grandes olas barriéndolo todo ante ellas, tragando todo lo que encuentran a su paso. Haz esto y serás el mejor luchador sobre la faz de la tierra».
El maestro se retiró. O-nami se sentó a meditar intentando imaginarse a sí mismo como unas olas. Para ello, pensó en muchas cosas diferentes. Entonces, de forma gradual, se acercó más y más a la sensación de ser como unas grandes olas. A medida que la noche avanzaba, éstas se hacían más y más grandes. Se llevaron las flores con sus tiestos. Incluso se inundó el Buda en el altar. Antes del amanecer, el templo no era otra cosa que el flujo y reflujo de un inmenso mar.
Por la mañana, el maestro encontró a O-nami meditando, con una débil sonrisa en su rostro. Dio un golpecito en el hombro del luchador.
«Ahora nada podrá turbarte», le dijo. «Tú eres esas olas. Barrerás todo lo que tengas ante ti».
El mismo día, O-nami participó en los campeonatos de lucha y venció. Después de eso, no hubo nadie en Japón capaz de vencerlo.
¿Te has apoderado del significado de tu nombre?
Fuente: Gestalt Terapia