Hice una visita de cortesía a uno de esos clientes a los que te une algo más que una relación mercantil, en una empresa en la que ya, gracias al tiempo, conoces a mucha gente que según pasan, te saludan sonrientes y te preguntan aquello de que tal te va, cuánto tiempo,…
Bastante tiempo hace si, gracias a la crisis global y la del sector en la que trabajan en particular, un par de bonitos proyectos de formación se fueron al traste uno sin empezar y otro a medio camino después de varias sesiones a lo largo de varios meses en las que yo disfruté mucho y ellos participaban con interés e ilusión.
Interesante plantilla, con gran potencial, jóvenes con grandes valores esperando poder poner en práctica su mini-innovación en la técnica y en la gestión, inquietos, con preguntas, con ganas a pesar de la dureza del día a día y de la exigencia,…
Pero llega la crisis, todo se para, se habla con unos y con otros, expedientes de regulación que se negocian, posturas encontradas, entresijos políticos más allá de la simple defensa de una empresa y de unos puestos de trabajo, noticias en prensa que no dicen toda la verdad, o sí… y en medio de todo ello un héroe, no porque trabaje más o menos que otros para salir del bache,… sino por que se deja una buena parte de sus energías, de su alegría, de su familia, de su vida en definitiva, defendiendo un ideal, muy muy solo.
Se topa con la cruda realidad, nadie se identifica con él, ni unos ni otros reconocen las horas de preocupación, la falta de sueño, el trabajo tirado por la borda, los años gastados en meses de lucha acelerada,… los sinsabores,…
Será que los héroes no son siempre bien queridos o que tal vez no son tales héroes,… a mi me lo pareció ayer, yo le admiro por que por encima de la soledad sigue luchando por las personas con las que ha trabajado desde hace muchos años y por la empresa en la que ejerce como Responsable de los Recursos Humanos, aunque nadie le reconozca demasiado mérito.
Ayer reconocí a un amigo roto, demacrado por el esfuerzo, con pocas horas de sueño, algún kilo menos y sobre todo desanimado por pelear contra enemigos invisibles y demasiado grandes.
Y la verdad,… me quedé triste.
Fuente: COACHING PRÁCTICO