En el coaching se suele decir a los clientes: la respuesta está en ti, TÚ el mejor experto en tu vida, todo lo que te está pasando no es ni malo ni bueno, depende de tu actitud…. Sí, muy bonito, lo sé y estoy de acuerdo (yo misma lo digo a mis clientes y a mi misma también). ¿Pero qué pasa cuando de repente vemos una herramienta que nos dice cómo somos y qué podemos hacer para mejorar? ¿Qué pensamos: que alivio, que maravilla, o que palo, que rigidez?
¿Por qué nos gusta tanto que nos den soluciones? ¿Por qué buscamos la aprobación de los demás?
¿No será por la falta de autoestima? Si me quiero a mi mismo entonces no necesito que me digan constantemente que maravillos@ que soy, no tengo que complacer a los demás para que me vean, aprecien, para que me quieran. Y no pienso si lo que hago es bueno o malo, no juzgo, no miro a los demás, tomo la decisión desde mi corazón y desde la confianza que tengo en mi……. ¿o no?:)
Y aquí una historia relacionada con el tema:
Una historia china habla de un anciano labrador que tenia un viejo caballo para cultivar sus campos.
Un día, el caballo escapo a las montañas. Cuando los vecinos del anciano se acercaban para condolerse con el y lamentar su desgracia, el anciano les repitió: Mala suerte?, Buena suerte?, Quién sabe?.
Una semana después, el caballo volvió con un manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Éste les respondió: Mala suerte?, Buena suerte?, Quién sabe?
Cuando el hijo del labrador intento domar uno de aquellos caballos salvajes, cayo y se rompió una pierna. Todo el mundo considero esto como una desgracia. No ASÍ el labrador que se limito a decir: Mala suerte?, Buena Suerte?, Quién sabe?
Unas semanas más tarde, el ejercito entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. Había sido Buena suerte?, Mala suerte?, Quién sabe?
Todo lo que a primera vista parece un contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser dañino.