El liderazgo, el trabajo en equipo y la cultura organizacional. Estos elementos son de vital importancia al momento de incorporar cambios en las organizaciones o equipos de trabajo. En este sentido, la cultura organizacional -los valores y las prácticas- es un factor crítico en la exitosa introyección de cambios en las dinámicas y en la manera de hacer las cosas de la organización. Si no se modifican aspectos culturales y sólo se cambian algunos procesos o sistemas específicos, existe una alta probabilidad de fracaso en esa intervención producto de las resistencias del grupo generadas por los valores y premisas compartidas en la cultura organizacional. En consecuencia, la gestión de la cultura corporativa es un claro facilitador en la incorporación de cambios organizacionales, así como un elemento crítico en la implementación de la estrategia de negocios.
Un ejemplo del fenómeno cultural es lo que ocurre cuando un miembro de un equipo, que denominaremos “X”, es sacado del grupo, capacitado e incorporado nuevamente a su equipo. Claramente las nuevas conductas aprendidas por este miembro del equipo y que, teóricamente serían más adaptativas y funcionales para su rol, son rechazadas y no encajan adecuadamente con la dinámica grupal. Se da un choque cultural, en que las nuevas conductas no son validadas ni operan dentro del sistema y se extinguen para continuar con el funcionamiento del grupo.
Este punto me hace reflexionar sobre una experiencia que tuve, hace ya varios años, en la Comunidad Tiempo Joven, una cárcel de menores ubicada en la comuna de San Bernardo. En dicha institución, un grupo de psicólogos realizamos un trabajo de intervención con los jóvenes reclusos, el cual se orientaba a incrementar su nivel de desarrollo moral. Se obtuvieron resultados muy interesantes y motivadores que nos hicieron sentir bastante satisfechos como equipo consultor. Sin embargo, muchos de estos jóvenes, al poco tiempo de salir en libertad, volvieron a reincidir en actos delictuales. Esta experiencia de intervención comunitaria es completamente homologable a lo que ocurre en el ejemplo de la capacitación aislada de este miembro del equipo X. Si bien generamos un cambio y un cierto grado de desarrollo moral en los jóvenes, respecto de introyección de normas y principalmente una mayor conciencia del otro, su entorno inmediato era exactamente el mismo de siempre, por lo que los avances alcanzados en la intervención, sucumbieron frente a la presión de un entorno social y cultural que no valoraba ni reforzaba estos nuevos comportamientos.
Es así, como en muchas organizaciones se implementan cambios estratégicos y no se considera el realizar un diagnóstico e intervenir a nivel cultural. Esto explica algunos de los grandes fracasos frente a la imposibilidad de implementar una nueva estrategia o nuevas prácticas organizativas en diversas empresas. La cultura es un facilitador y un apalancamiento para la implementación de la estrategia y, en alineación con esta, de cambios organizacionales sustanciales y profundos. Muchos no son capaces de ver esta interrelación, generándose un punto ciego muy peligroso para la efectividad organizacional.
Como consecuencia, existe la necesidad de generar conocimientos y competencias más allá de lo individual, desarrollando un aprendizaje a nivel de equipos, de tal manera de lograr modificar y mejorar la dinámica del equipo a través de un aprendizaje compartido. De esta manera, se incorporan a la cultura las nuevas prácticas, manejando de mejor manera las posibles resistencias, y obteniéndose un aprendizaje a nivel de sistema. En este sentido, es fundamental que los miembros del equipo entiendan el nivel de interrelación e interdependencia que existe entre cada uno de ellos, de tal manera de orientarse a mejorar su dinámica como equipo y que cada uno asuma su rol dentro del grupo de la manera más efectiva posible. Sin duda, el rol del líder, el que incorpore los puntos de vista y opiniones del equipo en las premisas de sus decisiones y el estilo de dirección que asuma de acuerdo a los distintos contextos, constituye un factor importante de éxito. Pero, siempre y cuando, se haya intervenido en la cultura del equipo a través de un aprendizaje y desarrollo colectivo que permita validar las nuevas prácticas incorporadas.
Jorge Monsalves Santandreu
Fuente: Liderazgo y Capital Humano