LA MENTIRA DEL EGO

Desenmascarar al ego es la clave de nuestra libertad, la forma de acallar al parloteo de la mente, ese incesante murmullo origen de grandes males. Para entender lo que es el ego, nada mejor que acudir al maestro Eckhart Tolle, en su libro “Practicando el poder del Ahora”, cuando dice:
A medida que uno crece, va formándose una imagen mental de sí mismo basada en su condicionamiento personal y cultural. A este yo fantasma lo llamamos ego. El ego es tu actividad mental y sólo puede funcionar mediante el pensamiento constante. El término ego … cuando Tolle lo utiliza se refiere al falso yo, creado por una identificación inconsciente con la mente.

Para el ego, el momento presente apenas existe. Sólo considera importantes el pasado y el futuro. Esta inversión total de la verdad explica por qué, en la modalidad ego, la mente es tan disfuncional. Siempre está tratando de mantener el pasado vivo, porque ¿quién serías sin él? Y se proyecta constantemente hacia el futuro para asegurarse la supervivencia y buscar en él una sensación de liberación o satisfacción…
Incluso cuando parece que el ego está en el presente, no ve el presente: lo percibe equivocadamente porque lo mira con los ojos del pasado. O reduce el presente a ser un medio para un fin, un fin que siempre reside en el futuro proyectado por la mente. Observa tu mente y comprobarás que funciona así.

En la terapia Gestalt uno de los preceptos básicos es estar presente en el momento, estar en el Aquí, en el Ahora, aunque el tema que trabajemos haya ocurrido en el pasado, interesa ver cómo lo vives en el momento. Y desde ahí responsabilizarte de tu vida.

Para eludir el presente, como dice Tolle, acudimos inconsciente y sistemáticamente al pasado o nos proyectamos al futuro, recurrimos a las máscaras (ya comentadas en el artículo anterior) o a la mentira.
La mentira es esa máscara que nos ayuda a digerir falsamente la realidad y construir una vida de ‘ensueño’, producto de identificarnos continuamente con nuestra mente; a idealizar nuestro entorno y no abordar con valentía nuestros traumas, nuestros miedos, nuestras barreras. La mentira es una falsa herramienta que nos impide crecer, que nos estanca en un cuento infantil ante nuestra incapacidad de enfrentarnos a una realidad que nos resulta insoportable. Si con el tiempo utilizamos la mentira como utensilio estamos perdiendo la posibilidad de abordar. Es un mecanismo de evasión ante algo que nos resulta (idealmente) imposible de afrontar. Es evasión, como lo puede ser el alcohol, el sexo, el trabajo, el olvido,… ¿de qué me estoy evadiendo?, ¿para qué miento? ¿qué consigo? y, lo que es más importante, ¿qué pasaría si dejo de mentir? …
Probablemente detrás de estas preguntas encontraremos respuestas que nos permitan desnudar a la mentira y sentir que ya, como adultos, no la necesitamos, que podemos afrontar la responsabilidad de ser lo que somos y encaminarnos de forma honesta y sincera a ser (o al menos intentar) lo que queremos ser. Sin la mentira cae la culpa (gran parte de ella), mucha dosis de dolor y sufrimiento y el camino se afronta más ligero.
Y cada vez menos identificados con la mente, más desnudo el ego…
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