Después de unas largas vacaciones blogueras, vuelvo de nuevo al “cole”, a mi rincón para seguir hablando de nuestro Coaching, nuestra Inteligencia Emocional y de nuestras vidas en general, que no dejan de ser lo mismo.
Nuevo año, viejos temas, nuevos proyectos, nuevas personas, algunas preocupaciones antiguas y otras que se van sumando, problemas resueltos y nuevos retos, nuevos propósitos y cambio,… como siempre muchos cambios en el horizonte.
Y en esta tesitura uno, que no es especialmente original, le da una vueltita el 1 de Enero a eso del nuevo año y los famosos propósitos para los próximos 365 y 6 horas (Por eso lo del bisiesto cada cuatro).
La familia ha aumentado y va a aumentar más en los próximos días, con lo que hay algunas nuevas circunstancias que se suman a la vida diaria y que en cualquier caso son buenas e ilusionantes y un motivo más para intentar mejorar aún más las relaciones y el entorno personal-emocional (… ya empiezan los propósitos del 2.010).
Luego llega lo más prosaico,… aquello de la supervivencia y las necesidades básicas que explicaba nuestro admirado Abraham Maslow en la base de su pirámide,… que seguimos “de crisis” y esto no tiene buena pinta en el corto plazo,… y hay que ganarse las alubias todos los días,… y más si cabe en esta profesión en la que cada mes empiezas casi de cero y la incertidumbre suele ser un compañero de viaje habitual para las humildes micropymes.
Y en esta reflexión me ando, cuando me doy cuenta que no, que no puedo hacerle caso a mi querido Abraham, que no puedo dejar de lado la parte alta de mi pirámide, que si sólo estoy a la “respiración-alimentación-descanso-homeostasis” (El tema del sexo ya lo he dejado por imposible 😉 no comment) va a ser un paso atrás y no, yo no quiero ir por ahí.
Con permiso de nuestro sabio, se me ocurre que este año voy a trabajarme mi “Cubo de Maslow”, otro cubo imposible donde la jerarquía de mis necesidades sea algo menos fija, que en un principio todas estén en el mismo plano de importancia y según la cara que esté boca arriba priorizaré.
Todas las caras van a ir pasando por esa posición: la salud, la moral, el afecto, la amistad, el autorreconocimiento, el respeto, la aceptación, la creatividad, la espontaneidad,… en definitiva: fisiología, seguridad, afiliación, reconocimiento, autorrealización y alma, todo remando en la misma dirección e intentando cubrir un poquito todas, cada cosa a su tiempo sin dejar de lado las demás, aunque en algún momento preocupen más unas que otras.
Y este es mi propósito para 2.010, seguir creciendo para SER mejor, superar las dificultades con una sonrisa en los labios, aumentar mi “Cariño Circulante” y trabajar mi “Cubo de Maslow”.
Así que a seguir trabajando-nos y que todos tengamos un año emocionalmente más inteligente, donde nos lideremos un poco más a nosotros mismos y consigamos estar más tiempo en nuestras zonas de excelencia que el año pasado.
Que seas feliz
Fuente: COACHING PRÁCTICO