Este artículo viene inspirado por una conversación con un cliente (desde aquí le doy las gracias porque me ha permitido apreciar la importancia de este tema una vez más).
Esta persona descubrió que había vuelto a su zona de confort después de haberse atrevido a salir de ella y durante la sesión tomó conciencia que volvía a ella a pesar de que dentro de ésta no estaba siendo feliz.
Efectivamente, la zona de confort es la zona de lo conocido, de aquello que ya hemos aprendido a manejar, sin importar si eso es algo que nos genera felicidad o conflictos. Porque lo cierto de esta área es qué aporta, está basada en la “seguridad”. Se siente seguridad cuando se tiene control o bien se está acostumbrado a la hora de gestionar un asunto, bien puede ser éste cómo cocinar un plato determinado, o la relación conflictiva con una persona. Esta es la razón por la que se mantiene esa área aún cuando pueda estar siendo dañina o incluso destructiva para alguien.
Hace años me comentaban que es un baile, puede que el compañero de baile sea mejor o no, guste más o menos. Una vez que hemos aprendido a bailar seguimos ahí por rutina y hábito, aunque si rascamos un poco más se encuentra el miedo. ¿Qué miedo?, el miedo al cambio. Porque cambiar es sentir inseguridad, es caminar nuevos senderos, es buscar un nuevo compañero de baile con la posibilidad de bailar solos durante un tiempo. Y este paso, esa exploración es necesaria para encontrar por fin el compañero acorde a lo que quieres.
La finalidad es salir de la costumbre para encontrar aquello que realmente quieres. Es decir, salir de la zona de confort y lanzarse a ese estado de transición merece la pena cuando aquello que se logrará motive a la persona. Por eso es tan importante definir qué quieres alcanzar y para qué lo quieres. Con unas premisas como estas bien asentadas entonces el salto se dará más fácilmente, durante un tiempo puedes sentir que todavía estás en estado transitorio. Ahora bien, cuando hayas alcanzado tu objetivo, cuando ese nuevo estado forme parte de tu vida, volverás a sentir la misma seguridad que anteriormente. ¿Por qué? Porque tu zona de confort se habrá agrandado. Ahora dispondrás de más habilidades, de nuevas experiencias y habrá aumentado tu lista de logros. Puedes moverte en la vida bajo más variables.
Después de un tiempo, vuelves al principio, porque “lo inmutable es el cambio”. Un nuevo reto y tendrás delante la oportunidad de ampliar nuevamente tu zona de confort. Y así sucede cada vez que salimos de las reglas que teníamos marcadas. Es un camino sin fin.
¿Eres de las personas dispuestas a salir de esa zona de comodidad? Entonces te propongo lo siguiente: busca algo que realmente te haga sentir incómodo/a y que, al mismo tiempo, te pueda permitir dar un paso adelante en los cambios que quieres afrontar en tu vida.
Como en la película: Come, reza, ama. Aquí os dejo el trailer.
¡Prueba a hacerlo! Y después comparte tu experiencia.
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Susana García Gutiérrez – Coach Profesional
1ª Coach de Familias Monoparentales