Las tres de la mañana

Abro los ojos. Otra vez. La misma hora. Las tres de la mañana. No puedo dormir. Escucho en el vacío la gota que cae de la regadera. Veo la luz del baño encendida. Me doy cuenta que tengo la ropa puesta y sin ánimos para quitármela me deshago de ella por completo. Voy a la nevera por un poco de agua. Re greso a la cama. Esta noche será larga. Otra noche interminable. Otra más.

José Roberto Coppola

Fuente: Terapia de piso

Scroll al inicio