Oriol Pujol.–Cada día, sin falta. Antes de ir a dormir.
-¿Y qué le pide?
O. P.–En primer lugar, salud. Después, dinero. Que el subconsciente se ocupe de la economía, porque Mary y yo vivimos como si viajásemos en un barco de vela. Si sopla el viento, perfecto. Y, si no, remamos. Por último le pido éxito, en el sentido de que todo vaya bien ese día.
-¿Y cómo se lo pide?
O. P.–Yo le hablo a mi subconsciente tal cual, antes de ir a dormir. Hace poco le dije: «Oye, a ver si me quitas el dolor en el cuello». Y al día siguiente el dolor había desaparecido. También me curó el estreñimiento. Y un dolor en la pierna.
-Y sus alumnos, ¿qué le encargan al subconsciente?
O. P.–Al principio le suelen encargar cosas personales. Por ejemplo, objetos perdidos. Uno de los alumnos, por ejemplo, trabaja en la Generalitat y extravió unos apuntes. Encargó al subconsciente recuperarlos, y al día siguiente se acordó de que se los había dejado en el bar donde va a desayunar. Y los recuperó.
Mary Pujol.–Hay alumnos que tienen insomnio, por ejemplo, hablan con el subconsciente, y al día siguiente duermen siete u ocho horas. Fue sorprendente el caso de un chico al que le dejó la novia. Estaba muy triste. Habló con el subconsciente, la tristeza se fue y ya tiene otra novia.
-Menudo trabajo, el pobre subconsciente. ¿No falla nunca?
O. P.–El que falla soy yo, porque dudo. Y cuando hay dudas hay miedos.
-En el fondo estamos hablando de un monólogo interior. El subconsciente es usted.
O. P.–Digamos que es una parte muy importante de mí.
-Usted era jesuita.
O. P.–Sí, hace muchos años.
-Y se fue a la India.
O. P.–Hace 60 años que vivo en Goa.
-Dejó de ser jesuita.
O. P.–Me enamoré de Mary.
-¿Se ha planteado si el subconsciente al que habla es Dios?
O. P.–No es necesario creer en Dios. Hablar con el subconsciente funciona.
-¿Y usted, Mary, cómo definiría lo que llaman el subconsciente?
M. P.–Es imposible explicar el subconsciente con conceptos porque sobrepasa la razón. Tiene que ver con la intuición, con una parte sagrada.
-Afirma que contribuyó a curar a su madre a distancia.
M. P.–Hace justo un año estaba en Barcelona y mi hermana me mandó un e-mail desde la India diciéndome que mi madre estaba muy enferma. No hablaba, no comía y dormía siempre. Dediqué un día a estar conmigo misma, para conseguir paz y tranquilidad y conectar con el amor que sentía por mi madre. Y, cuando percibí ese amor, que es como una luz, una energía muy grande, digamos que se lo envié a mi madre.
-¿Funcionó?
M. P.–Al día siguiente llamé a la India y mi hermana me informó de que mi madre había mejorado. Al cabo de dos días pude hablar con ella. Se había recuperado.
-Queda claro que usted cree en la curación a distancia…
M. P.–Así es. Pero antes tienes que estar muy centrada, enfocada en ti.
-¿Qué les dicen a los ejecutivos que quieren librarse del estrés?
O. P.–Que ellos mismos se fabrican el estrés a través del miedo, la angustia y la competitividad. Lo importante es descubrir cuál es el sentimiento que nos agarra, para eliminarlo.
-Hablan como si todo se pudiera cambiar…
O. P.–¡Es que todo se puede cambiar! Aquello a lo que te resistes, persiste. Lo que aceptas, se transforma. Esta aceptación es muy sutil. Yo, por ejemplo, le digo a Mary: «Tienes conductas que despiertan mi ilusión, continúa con ellas». Pero también le digo: «Tienes otras conductas que me hacen cosquillas, que me despiertan desánimo y miedo». Si yo le pido que las cambie, no las acepto. Pero si yo acepto a Mary como es, y le digo que cambie solo si ella quiere, entonces ella cambia.
M. P.–Es importante que la persona quiera cambiar. Sin condiciones.
-¿Podrían dar algún ejemplo de este tipo de cambio?
O. P.–Una alumna se veía muy gorda. Tenía adicción al chocolate. Con un ejercicio de Programación Neurolingüística lo aborreció al instante y, al poco tiempo, adelgazó.
-¿Y cómo combatir el miedo, a lo que sea?
O. P.–Hay que buscar el miedo central, de origen, que probablemente se gestó entre tus 0 y 5 años. Si combatimos el miedo central, los otros desaparecen. Con ese método, el amigo Ferran Ramon-Cortés perdió el miedo a ir en avión.
Fuente: Gaspar Hernandez para elperiodico.com
Fuente: CURSO PNL