El arcoíris es un espacio habitado por los seres que crean los colores.
Conocí a un ser del arcoíris… un ser capaz de caminar por la luz que se expande mucho más allá de su propia consciencia.
De cada franja de color extrae una imagen, la rescata del aire, de donde, sólo ella y otros seres como ella, pueden sacar cosas.
En la rutina de un día común, pasa infinitas veces de un color a otro:
Cuando pasea por la línea roja, come fresas y hace trazos apasionados.
En la anaranjada toca mandarinas y dibuja zanahorias, calabazas, flores, mariposas y un crepúsculo.
Salta a la amarilla, recoge parchitas y se llena de sol, para caminar por la verde olorosa a menta y esperanza.
Vestida de azul se debate entre el cielo y el mar.
Al final, en la transmutación violeta, por medio del arte de la magia de sus dones, convierte su arcoíris etéreo de seres de la luz, en elementos palpables para los seres de la tierra.
Entonces nos entrega los colores convertidos en formas, en símbolos, en elementos de inspiración. Nos recuerda que el color de la tierra proviene de la luz y nos enseña a mezclar y separar, lo justo para imaginar.
Así que por instantes nos permite apreciar ese camino de colores, hermoso e impensable, que es su casa… la casa de Gisela.
Por Luisa Laya
Fuente: PNL – Elisabeth Tepper Kofod