Lo mío fue por intuición…
Cuando empecé a estudiar Psicología, lo hice sin tener claro que aquella fuera mi vocación.
Fue, más bien, que llegué hasta la facultad así como con los ojos cerrados y por inercia. Y ha sido que, a lo largo de estos años, los fui abriendo y descubriendo que sí: que ésta es la profesión que me gusta, me conmueve y me alegra el alma.
A partir de aquí, mi camino sigue nutriéndose de varias fuentes de luz que voy encontrando…
La Psicología Integrativa (Eneagrama) me ofrece, entre otras muchas cosas, una herramienta que me ayuda a entender y trabajar sobre el «carácter» con una mirada amplia y profunda.
El trabajo corporal realizado (como práctica personal) en disciplinas como la Bioenergética o la Diafreoterapia, me abrió un nuevo canal de experimentación (el cuerpo) que voy incorporando como vía de conocimiento, complementaria a la tradicionalmente aceptada por la psicología, ésta es: la vía intelectual-mental-racional…
Desde aquí es desde donde surge mi interés por la práctica de la Meditación, práctica que comencé hace cinco años y que no voy a ser yo ahora quien descubra sus inagotables cualidades y calidades terapeúticas… miles de años de historia la avalan.
Mi último acercamiento de formación lo realicé en el campo de las Constelaciones Sistémicas, por la necesidad de ir más allá de lo individual (del ego) y llegar a lo sistémico. Y a partir de aquí, poder integrar ambos aspectos de cara a la práctica terapeútica diaria.
Y así es, aquí estoy, mirando hacia delante… con el latido presente del corazón que me recuerda que la vida consiste, básicamente, en respirar…
Fuente: PSICOTERAPEUTA GESTALT