A veces, el que un negocio no avance en amplitud de actividades o en cifra de negocio, se debe a circunstancias del mercado. Pero en no pocas ocasiones, el emprendedor-empresario podría cambiar ciertos hábitos (por ejemplo, tratar a los colaboradores como a niños frágiles), o abandonar creencias-zancadilla (por ejemplo, «yo tengo que estar en todo para que las cosas funcionen»). El coaching le ayuda a detectar creencias y hábitos y a sustituirlos por otros más potenciadores.
Ojo, que este mismo panorama puede afectar a directivos por cuenta ajena: que no mejore su cuenta de resultados quizás por las mimas causas por las que no prospera el negocio del emprendedor…