Fiedler propuso que la eficacia de un grupo depende del enlace entre el estilo de interacción del líder con sus seguidores y el grado en que la situación le permite controlar e influir. Identificó los diferentes estilos de liderazgo y las diferentes situaciones y trató de identificar las combinaciones entre ambas.
Para cuantificar el estilo de liderazgo, Fiedler desarrolló el “cuestionario del colega menos preferido”, que contenía 18 pares de adjetivos contrapuestos. A los encuestados se les pedía que pensaran en todos los compañeros de trabajo que habían tenido a lo largo de sus carreras y describieran a la persona con la que menos disfrutaban trabajando, calificándolo en una escala del 1 al 8 en los 18 pares de adjetivos. El resultado de estos cuestionarios mostraba aquellas personas que tenían un estilo orientado hacia las relaciones y aquellas que estaban orientados hacia las tareas. Además, una de las hipótesis de partida de Fiedler fue considerar que el estilo de liderazgo de una persona era siempre el mismo, sin importar la situación.
La investigación de Fiedler descubrió tres aspectos contingentes que describían los factores situacionales clave para determinar la eficacia del líder. Estos factores eran:
• Relaciones entre el líder y los miembros: grado de confianza y respeto que los empleados tenían por su líder.
• Estructura de tareas: grado en el que las asignaciones de trabajo se formalizaban y se establecían en procedimientos.
• Poder de posición: grado de influencia que un líder tenía sobre las actividades basadas en el poder.
Después de hacer un estudio con más de 1000 grupos, concluyó que los líderes orientados hacia las tareas tenían mejor desempeño en las situaciones muy favorables y en las muy desfavorables, mientras que los líderes orientados hacia las relaciones tuvieron mejor desempeño en situaciones moderadamente favorables (pincha en la imagen).
Fuente: induLIDERAZGO