No he de poner un dedo sobre ti; me es grato recibirte como un don, no como un fruto de fatigas.
Si he de bajar hasta la entraña de tu tierra a buscar el diamante que he soñado, guarda el diamante tú, que no lo cambio por mis sueños.
De sueños resoñados pude vivir hasta ahora; de diamante ofrecido con desgano, yo no podría vivir un solo día.”
Dulce María Loynaz de Poemas sin nombre
Fuente: Terapia Gestalt Arantxa García M