Estos días he recibido, como en otras ocasiones, diversos comentarios de algunas personas que conozco sobre las reuniones de estas fechas y cómo esto lo articulan teniendo en cuenta que son familias monoparentales.
Aquello de la familia unida, en estos casos donde por divorcios, separaciones o porque realmente no conviven ambos padres, se torna en algo difícil de cumplir. En realidad, puede ser muy parecido con otro tipo de familias que por unas u otras razones no pueden estar juntas aunque no se haya producido un divorcio de parejas.
¿Qué sucede en las familias monoparentales de divorciados y separados? Los hijos pueden pasar una de las fechas señaladas con uno de los progenitores y cambiar el orden a la siguiente. Quizá los niños puedan sentirse divididos, porque en su interior muchos de esos niños estarán deseando y pidiendo poder estar con sus dos padres. Eso es una ilusión que habita en sus corazones, en muchos casos muy fuera de la realidad palpable en la que viven. Aunque este no es el peor escenario posible. Las disputas entre ambas familias es, sin duda, una división más dura que la física. Si ambos padres toman conciencia de mejorar estos momentos, de hacerles vivir a los hijos otras perspectivas, todos ellos se verán gratamente recompensados.
Y cuando esos hijos se hacen mayores, el número de familias que intervienen en la ecuación es mayor. Gestionar este puzzle tiene más trabajo y requiere de mayor voluntad para encontrar ideas nuevas. Por eso, aportarles nuestra experiencia de buena convivencia siembra en ellos estructuras nueva y habilidades para su desarrollo futuro.
La mayor parte de las veces es una cuestión de flexibilidad, organización y búsqueda de opciones. Eso que los coaches hacemos muchas veces y provocamos en nuestros clientes: cuestionarte cómo has hecho las cosas hasta ahora. Seguramente existen alternativas poco comunes que se adaptan mucho mejor a vuestra vida y permite a los niños gozar de sus padres, de ambos y sentir que cuentan con ellos. Y más aún, que existen soluciones diferentes y ha primado la búsqueda de éstas en lugar de centrarse en el problema.
Explicar esto puede parecer complejo. En este caso quiero exponerte algunas ideas que se salen de lo común y que yo he puesto en práctica. Es cierto que mi historia proviene de un trabajo personal que muchos de vosotros ya conocéis. Un cambio profundo al establecer la relación entre el padre de mi hijo y yo. Una tarea que ambos hemos llevado a buen puerto tras modificar nuestra vieja estructura por una nueva. Tal vez estas ideas no sean para ti, sólo espero que despierte en tu conciencia la importancia de hacer algo nuevo y distinto. Si quieres que las cosas sean diferentes este año, haz algo diferente, elige una manera de actuar diferente.
El pasado año, por primera vez, planteamos que nuestro hijos pasase Nochebuena con su padre. Fue un año de cambios intensos en nuestra vida familiar y éste era un paso importante. Entonces tuve una idea, de momento me pareció alocada. Después fue tomando forma y cada vez me gustaba más. Una idea que surgió del cariño, de mis ganas de hacer algo distinto, de salirme de lo habitual y con un inmenso amor dentro de mi.
Desde ahí, trasladé mi pensamiento a los demás implicados. ¡Sorpresa mayúscula! Estaban encantados con mi idea y cada uno de ellos puso de su parte para que fuera un día grande, estupendo y hacer feliz a los demás. Fue una comida de Navidad inolvidable.
¿Qué fue exactamente lo que hice? Organizar una comida donde los padres de nuestros hijos estuviesen. Mi hermana y yo no convivimos con los padres de nuestros hijos, por lo que mis sobrinas hace muchos años que no comían con nosotros ese día. Y ya que había decidido unir a mi parte más directa, también los incluí en la idea. Y lo mejor, mi madre, a la que adoro, siendo ahora consciente que su ayuda y apoyo fue la base para conseguir este objetivo. Así pues en casa de mi madre conseguí unir a: mi hermana, sus hijas, el padre de éstas, mi hijo, el padre de mi hijo con su mujer y sus chicos, además de mi, por supuesto. Todavía hoy me emociono cuando recuerdo cómo fue y las caras de ilusión que tuvimos todos. Y esa sensación de haber hecho algo realmente hermoso.
Este año, después de haber sembrado y seguir con nuestro trabajo día a día. Después de generar lazos que unan más a mi hijo con su padre, con su hermano. Y también puesto en práctica la voluntad entre todos para hacer que los chicos se sientan protegidos y queridos. Ahora, han llegado nuevamente estas fechas. Se da el caso que el padre de mi hijo está fuera del país, con una de sus hermanas, para unas gestiones y no podrá volver hasta pasada la Navidad. Pues bien, hemos vuelto a encontrar otra forma de hacer. Mi hijo podrá comer con su hermano porque ambas madres hemos decidido comer juntas y, además, volver a hacerlo con parte de mi familia.
¿Un sueño? Si, es un sueño que nosotros hemos hecho realidad. En ningún momento hemos decidido establecer una nueva rutina u otra tradición para años posteriores. Decidimos adaptarnos a las circunstancias y buscar ideas, locas ideas, que se ajustaran a nuestra realidad. ¡Y funciona!
Quería compartir esta parte de mi historia personal hace tiempo. Me gustaría que te sirviese de inspiración, a ti y a las personas con quienes desees compartirla. No pretendo que hagas lo mismo, soy coach, por lo que siempre te diré que mis respuestas son mías, necesitas encontrar las tuyas. Y para encontrar esos nuevos caminos necesitas hacerte preguntas distintas y una voluntad de cambio que se salte las viejas estructuras que no te sirven.
¿Tienes una idea loca? Entra en tu corazón y con todo el amor que seas capaz, haz participes a otros. ¡Te puedes sorprender!
Te deseo una Feliz Navidad.
_____________________________________________________________________Susana García Gutiérrez – Coach Profesional1ª Coach de Familias Monoparentaleshttp://www.coachingatualcance.com/