Recientemente estuve en una gran ciudad cercana a la mía y tomé un taxi con un amigo, cuando salimos del coche, mi amigo le díjo al taxista:
-Gracias por el viaje caballero, ha conducido usted muy bien.
El taxista se quedó perplejo y luego respondió:
-¿Te crees muy listo verdad?
-No tranquilo no me estoy metiendo con usted. Admiro enormemente su forma de conducir manteniendo la calma con un tráfico tan terrible.
-Hum bueno si, un poco si…, dijo el taxista antes de arrancar y salir.
-¿A qué venía esto? le pregunté a mi amigo.
-Es que estoy intentado haciendo regresar el amor a esta gran ciudad llena de malhumor, creo que es lo único que puede salvar a la ciudad.
-¿Cómo puede un hombre salvar una ciudad?
-No es sólo un hombre, creo que he alegrado el día al taxista y supongamos que tiene veinte pasajeros, él será amable a partir de esta hora de la mañana con veinte personas de esta malhumorada ciudad porque alguien ha sido amable con él.
Después esos veinte empleados serán amables con todos sus compañeros de trabajo que trabajan en veinte empresas diferentes ya sean empleados, dependientes, jueces, enfermeras, policias, profesores camareros, reponedores, teleoperadores etc…
A su vez estas personas llegarán contentas a sus casas y lo serán con sus propias familias, que a su vez lo serán con otras personas al final de la noche y todos ellos se irán a dormir serenos y felices.
La amabilidad he calculado puede alcanzar al menos a dos mil personas
¿No está mal verdad?
-Claro todo depende de que el taxista transmita tu amabilidad a los demás.
-No depende de él exclusivamente, respondió mi amigo, soy consciente que el sistema no está hecho a prueba de insensatos.
Es posible que hoy hable con diez personas diferentes, si puedo conseguir que al menos tres de esas diez personas tengan diferente emoción hoy, que sean felices por un día es posible que influya indirectamente en la actitud de tres mil más.
-La teoria suena muy bien, admití, aunque no estoy del todo seguro que en la práctica funcione.
-Bueno pero por intentarlo no se pierde nada.
Se invierte no mucho tiempo en decirle al taxista que estaba haciendo un buen trabajo, si mis palabras fueran a parar a oidos sordos no pierdo nada, mañana podré intentar hacer feliz a otro taxista.
-Me parece que estás un poco chiflado, creo.
-Eso demuestra lo cínico que has llegado a ser y que es la sociedad por algo que no precisa esfuerzo.
Resulta que he realizado un estudio de clima recientemente y lo que les falta a los funcionarios de justicia, así como empleados de correos, banca, por no nombrar a los operadores de callcenter es que la gente les diga que hacen bien su trabajo.
-Pero es que en muchas ocasiones no están haciendo un buen trabajo…
-No hacen un buen trabajo porque sienten que a nadie le importa si trabajan o no eficazmente, ¿Porqué nadie les dice una palabra amable en todo el día?
Tras cinco minutos caminando pasamos por una obra pública muy típica en esa ciudad, y mi amigo se detuvo justo cerca de cinco obreros y les dijo:
-Han hecho ustedes un fantástico trabajo amigos, debe ser una profesión dificil y peligrosa, verdad?
Los cinco hombres le miraron con recelo al verle muy trajeado y encorbatado.
-Por cierto ¿Cuándo estará terminada?
-En octubre próximo gritó uno de ellos.
-Es realmente impresionante, tendrán que ir a marchas forzadas, seguro que todos están muy orgullosos por haberlo conseguido entre todos y a tiempo.
Cuando nos alejamos le dije:
-No había visto a nadie como tu desde Don Quijote. Cuando esos hombres digieran mis palabras seguro que se sentirán mejor. De un modo u otro la ciudad se beneficiará de su felicidad.
-¡Pero no puedes hacerlo tu solo! protesté, sólo eres un hombre en toda una gran ciudad.
-Mira lo más importante no es desanimarse, conseguir que los habitantes de la ciudad vuelvan a sonreir y ser amables no es tarea fácil, aunque puedo animar y seducir a otras personas para unirse a mi causa…
-¿Qué haces? ¡Acabas de guiñar un ojo a una señora bastante fea!
-Si ya lo sé, me consta, replicó, si fuera maestra sus alumnos hoy tal vez asistirán a una de las mejores clases de su vida, si fuera enfermera recibirán una inyección sin hematoma, si fuera juez…
-Vale ya lo comprendí, te ayudaré no podrás ir por la ciudad siendo amable tu solo.
-Gracias me alegra que hayas comprendido el mensaje, a buen seguro que tu también haces un buen trabajo en la gestión de recursos humanos de tu empresa.
Un abrazo.
Mari Cruz
Fuente: Cruz Coaching