Aunque parezca que voy a hablar del libro, El Hombre en busca de sentido, del Dr. Frankl, sólo lo utilizaré como excusa para comenzar el post. Llevaba tiempo queriendo dedicar un espacio a esta gran película ya que era una de las favoritas de mi padre, aunque no mía, al menos hasta hace unos años no le encontré el punto de interés, y el tiempo me hizo ver en perspectiva muchos matíces.
Si bien obtuvo innumerables oscars, pasa sin pena ni gloria por escuelas de negocio siendo rebasada por Gladiator que sinceramente salvo por la magnífica banda sonora todavía no le encuentro tantos valores éticos como se pretende hacer ver en algunas ocasiones, salvo algunas connotaciones a la unión por una causa común base de los equipos, que aquí no deja se estar fundanda en el odio y el afán de revancha; por lo que considero que no es merecedora de tantas alabanzas, todo lo contrario ya que todo lo que nace desde la negatividad no tiene sentido alguno al menos para mí.
Lo cierto es que no me gustan demasiado las películas bélicas, aunque hemos tenido en el séptimo arte, muchas y francamente buenas de las que aprender: El puente sobre el río Kwai, La lista de Schindler, Platoon, Apocalypse Now, Salvad al soldado Ryan, Cartas desde Iwo Jima, Evasión o Victoria, y otras tantas.
Si me gusta «El puente sobre el río Kwai» es porque sin necesidad de entrar en los tópicos, perfila con tan sólo tres personajes lo que es encontrar el sentido a lo que se haga dignamente, independientemente de las circunstancias que lo enmarquen o el entorno en el que se viva, y por ende se llega a la tan ansiada motivación de la que se dice carece hoy el personal en las organizaciones, aunque claro no en todas está Sir Alec Guinness para liderar todo hay que decirlo, aparte la motivación parte de uno mismo, y si no se encuentra el sentido o para qué a lo que se hace dificilmente se podrá hacer animadamente; y es labor de cada uno encontrarle el para qué, aunque quizá sea tema de otro post.
En «El puente sobre el río Kwai» se da para mí la pieza clave de lo que es encontrar la finalidad y la motivación en lo que hacemos o por lo que vivimos, ya lo trató Frankl en su libro y de hecho lo título magnificamente, y a modo de imágemenes nos queda reflejado en esta interesante película. Cada uno de los personajes con sus connotaciones culturales tan dispares en aquellos momentos, hacen de su sentido el eje de su interpretación; de este modo la cultura oriental, y la occidental con dos polos como son el flemático británico y el impetuoso americano hacen que podamos percibir como el sentido puede converger pése a la diversidad.
El mensaje que me gustaría resaltar es el siguiente; cuando parece que se le puede robar todo a un hombre, le queda su dignidad y la capacidad de decisión y por ende de elección de cómo afrontar su destino, eso es lo que marca la diferencia, el encontrar sentido a lo que hacemos, pensamos, decimos y sentimos, para seguir siendo coherentes.
“Quienes vivimos en los campos de concentración recordamos a los hombres que iban de una barraca a otra consolando a los demás, dando su último pedazo de pan. Tal vez no hayan sido muchos, pero dan prueba suficiente de que a un hombre se le puede quitar todo excepto una cosa: la última de sus libertades, la de elegir su actitud frente a cualquier circunstancia dada, la de elegir su camino» Viktor Frankl
Es indiferente lo que ocurriera en la obra original, y que en la película parece tener un desenlace marcadamente diferente, lo cierto es que el aprendizaje sería que independientemente de las circunstancias que nos toque vivir, siempre nos queda la capacidad de elegir cómo afrontar la situación, y en la película actúan en consecuencia tanto el coronel Nicholson, Sir Alec Guiness, tanto el coronel Saito, como Willian Holden; a todos ellos les une su finalidad vital que cada uno resignifica a medida que la cinta va transcurriendo y que se potencia con una magnífica banda sonora.
Y claro cómo no hablar de los soldados que forman parte vital del espíritu de equipo; cuando ya ocurrió con el afamado flautista de Hamelín que logró seducir a miles de ratones, aunque quizá embaucados por la melodía; aquí sencillamente con que cada uno de los personajes encontrara el sentido a su determinado momento vital fué suficiente, hizo que con esa seguridad en sus planteamientos y generación de confianza que transmitían en sus comportamientos fruto de su sentir lograran que los demás les siguieran, claves para el liderazgo en todos los ámbitos de la vida; y para ello como colofón se hacían valer de una de las llamadas actualmente herramientas de la programación neuro-lingüística como es la música, que auna sentires. El éxito estaba casi asegurado con magníficas interpretaciones, interesante argumento, y pegadiza banda sonora que obra como leit-motiv.
Espero que os haya recordado momentos interesantes de esta magnífica película en la que el trabajo en equipo prima debido a que sus artífices están seguros de sus planteamientos y en consecuencia generan confianza en el resto, con estos parámetros es fácil seguir al líder.
Un abrazo. MariCruz
Fuente: Cruz Coaching