¿Qué beneficios reporta cambiar tus pensamientos?

El cerebro no entiende de verdades o mentiras, realmente lo que entiende son conceptos. Una vez que los crea en la mente después los reproduce en la realidad que cada día rodea tu vida.

¿Qué sucede cuando escuchas una canción triste y traes a la memoria acontecimientos tristes de tu vida? Imagino que esta técnica es usada por los actores. De igual manera puedes traer a tu mente hechos y situaciones alegres y tus emociones cambian.

Con los pensamientos concretos sucede igual. Acuérdate de esa gran frase de «no piense en un elefante rosa» y ya apareció la imagen del elefante en tu cabeza. Por eso se hace encesario cambiar ese tipo de frases por otras que expresen la idea positiva. Por ejemplo, piense en una playa de aguas cristalinas. ¡Eso es bien diferente!

De ahí que un objetivo necesita ser expresado en positivo. La idea es cambiar la forma en la que se crean los pensamientos, una forma de pensar, hablar y hacer.

Estos son algunos de las frases que he podido oír:

– No quiero fumar (o quiero dejar de fumar)

– No quiero tener que relacionarme con una persona concreta.

– No quiero acumular más deudas.

Este tipo de negaciones únicamente pueden llevarte al autosabotaje, a cerrarte caminos y atraer lo indeseable. Son sólo algunos de los ejemplos, imagina dónde está centrada la atención de la persona que los enuncia: el abandono, la renuncia, el dolor. Es alejarse de algo sin saber hacia dónde quiere acercarse. Observa qué diferentes son las emociones generadas si las palabras utilizadas son estas:

– Quiero tener más salud.

– Quiero relacionarme con nuevos amigos

– Quiero tener más solvencia económica.

Con este tipo de afirmaciones, ¿cómo te sientes? Te dirás probablemente: si, yo quiero tener más salud, también nuevos amigos y qué bien me voy a sentir con una buena solvencia económica. Por supuesto, porque están enfocadas para motivarte, en obtener o conseguir alguna mejora en tu vida. Desde ahí, los deseos se ven de otra manera, más cercanos y alcanzables.

Cuando hablas con los hijos sucede lo mismo: no toques esa puerta, no pongas la tv, no hagas ruido, … Es mejor aportarles ideas alternativas, aquello que sí pueden hacer, aquello que tú deseas fomentar. De otro modo, al igual que el elefante rosado, su mente se llena precisamente del pensamiento a evitar.

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Susana García Gutiérrez – Coach Profesional

1ª Coach de Familias Monoparentales

http://www.coachingatualcance.com/

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