—Casi nada —fue la respuesta. —En tal caso, antes de irme déjame contarte una maravillosa historia—replicó el carbonero.
Al empezar este invierno me posé sobre la rama de un abeto. No era un duro invierno, y como no tenía otra cosa que hacer, me puse a contar los copos de nieve que se iban asentando en las ramitas y en las hojas de mi tallo. Su número exacto fue 3.741.952. Cuando el último copo de nieve se depositó sobre la rama, sin que nada pasara, esta se partió —dijo el pájaro, y se alejó volando.
La paloma estuvo reflexionando un rato sobre esa historia y por fin se dijo: —Quizá sólo haga falta la voz de una persona más para cambiar el mundo.
Quizás pretender cambiar el mundo pueda parecer algo pretencioso (recuerda…piensa en grande), pero no lo es en absoluto, y ¿por qué no lo es? porque si pretendemos cambiar el mundo, igual no lo conseguimos (o igual sí, quien sabe…) pero seguramente que en el proceso casi seguro que lo que sí conseguiremos será cambiar la vida de alguna persona con la que nos encontremos en el camino.
Ya lo decía Ralph Waldo Emerson en su definición de éxito: «Dejar el mundo un poco mejor, saber que como mínimo alguien ha respirado más fácilmente porque tú has vivido». No tienen por qué ser grandes acciones, o gestas heroicas, con pequeñas acciones es suficiente ya que la suma de muchos pocos, hace un mucho.
Tengo la esperanza de que si todos contribuimos un poco, a mejorar el mundo en esa pequeña parte que podemos, algo cambiará, quizás no hoy o mañana, pero sí sentará precedentes para algo más grande en el futuro.
Desde aquí mi apoyo a #spanishrevolution, tengo la fe de que gracias a este movimiento, algo ha cambiado, quizás no a nivel institucional, pero si ha despertado algo en las personas, la esperanza de que otro mundo es posible y las ganas de hacer algo para conseguirlo.