Uno de los factores que influye directamente es el hecho de compartir más tiempo con ellos. Convivir más horas con otras personas nos permite ver sus luces y sus sombras. En el caso de la familia el ritmo del año, en ocasiones, permite mirar menos esas sombras, incluso ignorarlas. La situación se complica en estos últimos casos, lo ignorado se hace mucho más presente en este período estival.
¿Qué hacer entonces? Tomar conciencia es siempre el primer paso. Sólo podemos resolver algo si lo conocemos, así pues tomémonos las vacaciones para darnos cuenta de esas diferencias. Si tenemos habilidades para gestionarlas solos, estupendo. Si no es así, pedir ayuda.
Muchos de los conflictos en familia, como en otros ámbitos, surgen porque tenemos visiones diferentes del mundo: las vacaciones, la relación con los hijos, qué nos hace disfrutar, pasar o no tiempo a solas, la relación con la familia de origen, …
Habitualmente os escribo sobre la búsqueda de un ganar/ganar y si quieres realmente disfrutar de tus vacaciones empieza a hacerlo. Toma un punto de observador, deja un poco fuera tu ego y busca puntos de acuerdo. Encuentra tus necesidades y las de otros.
Yo, paso mis vacaciones con la familia, la generada y la de origen. Hemos resuelto diversos conflictos con los años y seguro que más surgirán. Lo realmente importante, es mirarlos, darles su espacio, observar desde fuera, buscar el mejor momento para abordarlos y disfrutar mucho de las personas que quiero.
En tu mano está hacer de estos días unas verdaderas vacaciones.
¡Feliz Verano!
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Susana García Gutiérrez – Coach Profesional
1ª Coach de Familias Monoparentales
http://www.coachingatualcance.com/