Llevo toda la semana levantándome tarde, sobre las doce; y haciendo poca cosa por la tarde (algo sí he aprovechado para mis proyectos personales, pero ponle que he sacado diez horas reales). Y después he quedado con alguien a eso de las 8-9 de la noche todos los días de la semana, incluyendo que ayer acabé echándome a dormir a las seis de la mañana y mañana sábado tengo una despedida de una amiga que se va de la ciudad, en la que previsiblemente también acabe de aquellas maneras.
No me meto prisa porque estoy todavía aclimatándome y estoy con lo de mi ex todavía latente. Pero bueno, creo que no me conviene perder fuerza de voluntad y aprovecharme de la motivación para hacer esos proyectos antes de que se disuelva y me centre en otra cosa.
Esta noche he vuelto pronto, sobre las doce y media, y me he puesto a trabajar hasta ahora. He sacado bastante partido a estas casi tres horas.
La tristeza de lo de mi ex, no me persigue demasiado pero a veces aparece. Intento no pensar en eso y parece irme bien, pero quiero estar suficientemente blando también como para poder seguir así. Eso puede significar estar abierto a entristecerme si lo necesito. Llorar y desahogarme en su caso.
Me he sentido acelerado durante los últimos días sobre todo. No sé si será por la vida social, o también por el estrés de al fin ponerme con mis proyectos, y también no haber tomado una decisión que queda pendiente por ahí y que ya comentaré otro día. Creo que también debería aprovechar esta época de limpieza y limpiar en general todo, e intentar resolver los nudos que quedan y si hace falta se corta la cuerda.
El momento de la verdad llega: tomar las riendas de mí mismo y llevarme por caminos nuevos e inexplorados. El espíritu aventurero será clave en esta nueva singladura.