Es importante entender que una filosofía, una práctica religiosa o espiritual, una senda de conocimiento tradicional o moderno, un sistema de autoayuda, etc. no son buenos o malos por si mismos. Lo que les da validez o no es la forma en que una persona los asume cómo validos en su vida, siempre que le sirvan para conseguir sus fines; eso sí, siempre y ante todo respetando y ayudando a los demás, siendo coherente con uno mismo.
Fuente: Jordi Milian – Coaching