Sueños, reflejos internos

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Quien mira hacia afuera sueña.

Quien mira hacia adentro despierta.
Carl Jung
Cuando el ser humano se pierde en su geografía interna, cuando no sabe cómo definir lo que está experimentando y al mismo tiempo sabe que algo le está sucediendo, el mapa que puede guiarlo con certeza e indicarle dónde se encuentra y qué camino le conviene tomar son los sueños, que por la noche se revelan. El inconsciente se muestra como aliado otorgando datos, información que es útil y sanadora.
Los sueños son, de todas las creaciones humanas, una de las más espontáneas, como así lo indicó Fritz Perls, el creador de la terapia Gestalt. En la espontaneidad se encuentra lo sano de cada ser humano. Por lo tanto, considerar a los sueños como una parte vital dentro del proceso de sanación emocional es completamente acertado y necesario. Muchas de las claves dentro de un proceso terapéutico las otorgan los sueños, los objetos, personas y situaciones que se recrean en ellos.
Claudio Naranjo, el mayor exponente de la Gestalt en la actualidad, describe la forma con la que la terapia Gestalt trabaja con los sueños en el libro «La vieja y Novísima Gestalt» con mucha claridad. Dice así:
«Lo especial de la forma en que la Gestalt trabaja con los sueños es que su enfoque de los recuerdos, las acciones físicas o los síntomas no es interpretativa. Nosotros consideramos a los sueños como un mensaje existencial que eventualmente puede ser entendido, y sin embrago, no buscamos alcanzar tal comprensión pensando acerca de ello. En este contexto, el «comprender» o «entender» se refiere a la experiencia directa de los contenidos del sueño más que una inferencia intelectual, de la misma manera que el «percatarse» es lo opuesto a una introvisión intelectual. Tanto en el trabajo con los sueños como en otros aspectos de la terapia gestáltica, el camino al darse cuenta es permitir que la experiencia hable por sí misma en lugar de pensar acerca de ella: «entrar» al sueño en lugar de «traerlo a la mente». Según esto, es fundamental que el sueño no solo sea recordado, sino también «traído de vuelta a la vida». únicamente vivenciándolo ahora podemos ganar consciencia de lo que está transmitiendo».
Al considerar a los sueños como experiencias en las que hay que adentrarse sin generar una interpretación a priori, la Terapia Gestalt deja manifiesto su apoyo a la importancia de la vivencia del organismo en el aquí y ahora. Resalta la experiencia y vivencia humana como las protagonistas. Cuando un paciente, dentro de su proceso terapéutico, trae a sesión sus sueños integro los mismos en la terapia apoyando e incitando al paciente a internarse en los mismos, a que los relate en primera persona y en tiempo presente, a que de vida a esas imágenes nocturnas, a que éstas cobren sentido, y a que nazca el mensaje existencial que sen encuentra en él. Es muy importante que el reconocimiento del mensaje del sueño lo encuentre el paciente por sí mismo ayudado por el terapéuta, siendo consciente de que la imagen y la emoción sanadora está en él mismo.
Cuando se experimentan temporadas en las que los sueños son más vívidos, y si los sueños son repetitivos se escapa como una luz desde el inconsciente información vital para el desarrollo y para dar solución a una dificultad que se está experimentando es ese momento. Es muy posible que a esa dificultad aún no se la reconozca conscientemente. Es por ello que los sueños actúan como salvadores, con información generosa para el propio crecimiento personal. Esta información salvadora es auténtica porque surge de nosotros mismos, de nuestro interior. Darle lugar a nuestras propias creaciones, los sueños, y fiarse de ellos conduce y facilita el recorrido hacia un encuentro con la propia autoestima. Al reconocer que la respuesta a los dilemas y conflictos deviene de uno mismo, se reconoce al mismo tiempo la capacidad de auto-sostén, inclusive en personas en las cuales el auto-sostén implique solicitar, pedir y expresar una necesidad, responsabilizándose así de las auténticas necesidades.
A continuación transcribo un trozo del libro «Las emociones en el cuerpo» de Roberto Navarro Arias que describe el trabajo con los sueños muy claramente:
«En la opinión de Perls, los sueños agradables completan positivamente algunas de las situaciones pendientes, y equivalen a la satisfacción de los deseos mediante los sueños que postuló Freud. Por el contrario, los desagradables, contienen, de modo invariable, las propias proyecciones.
El caso más típico son las pesadillas. Las personas, animales u objetos que dominan son las partes indeseables de la propia personalidad. La persona que no reconoce su agresividad verbal, se sueña perseguido por perros o por otros animales agresivos que simbolizan la función de morder.
El mismo tema se repite en los sueños, cuando la persona no atiende ni comprende un mensaje importante. Los símbolos presionan una y otra vez a la persona hasta que finalmente se detiene a escucharlos y entenderlos. Los sueños son un mensaje existencial que brota de nuestro interior. Cada aspecto de ellos es una expresión disfrazada del soñador mismo. A veces se manifiestan los aspectos que han sido disociados y proyectados.
El manejo terapéutico de los sueños busca integrar a la propia personalidad algunos elementos disociados y menos conocidos. Es necesario que asimilemos algunas experiencias, haciéndolas más propias. Nos conviene tomar consciencia de nuestras energías emocionales y de las demás funciones del organismo que mantenemos anestesiadas. Cuando incorporamos las energías que habíamos proyectado, podemos actuar con mayor entusiasmo y espontaneidad. El símbolo onírico se interpreta adecuadamente cuando el individuo le encuentra un sentido personal, relacionado con su vida.
Muchos individuos no conocen bien sus propios sentimientos ni aprecian su potencial creativo. Casi no ven ni se escuchan, por lo que no conservan ningún recuerdo importante de lo que les aconteció durante el día. Confían en sus discursos repetitivos y dan excesiva importancia a las palabras que producen sin pensar. Las personas que no sueñan (o mejor dicho, que no recuerdan sus sueños), suelen manifestar marcada preferencia por una orientación lógica, práctica y concreta ante su vida. Su vida emocional puede ser muy limitada.
Corresponde a cada individuo encontrar las propias explicaciones para entender el sueño a su modo, ya que se conoce mejor de lo que lo puede conocer algún otro. Por eso, para entender el significado de nuestros sueños, es necesario que también sepamos comprender nuestros propios deseos y sentimientos. Perls advierte que cuando alguien ha llegado a comprender bien su sueño, experimenta una pequeña iluminación, y es como si despertara al mundo real. Se siente emocionalmente más libre y vibrante. El principal papel de los sueños es despertarnos, mientras que las personas que no los tienen en cuenta, a menudo caminan medio dormidos, sin rumbo claro en la vida.
Cuando no nos reconocemos en algunos de los personajes que aparecen en ellos, como ciertos animales salvajes, objetos en ruinas y otros, manifestamos alienación. Esto significa que nos decimos: «ese no soy yo, es otra persona». La técnica apropiada para que la persona pueda recuperar sus aspectos alienados consiste en pedirle que represente el papel de cada uno de los personaje su objetos que aparecen en sus sueños.
Según la psicoterapia Gestalt, el manejo de los sueños se utilizan principalmente seis técnicas: narración del sueño en tiempo presente, el diálogo con los elementos del sueño, descubrir lo que falta, la expresión corporal y completar las situaciones.

Bibliografía:

«La vieja y novísma gestalt» Claudio Naranjo. Ed. La Llave.
«Las emociones en el cuerpo» Roberto Navarro Arias. Ed. Pax México.

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