Somos unos privilegiados. Si comparamos las condiciones de vida de ahora con las de hace tan solo 50 años –nada, visto desde la distancia de la historia,- tenemos muchos motivos para sentirnos afortunados y privilegiados.
¡Qué placer conectarme con todo el mundo, por internet, por el móvil en cualquier lugar y momento, viajar, ver películas y documentales y escuchar la música que más me gusta en cualquier parte y con un sonido perfecto! Llegar a casa y encontrar calor, tener sofá y nevera y cama cómoda y amplia y coche.
Tener dinero como para no pasar hambre. Saber la causa y tratamiento de todas las enfermedades y tener muchas probabilidades, más que nunca, de vivir hasta los 80 años o más. Gracias a una alimentación variada. Donde puedo comer casi todas las verduras y frutas durante todo el año, y pescado fresco y pan blanco siempre. Todo eso era imposible o muy difícil de conseguir hace tan solo 50 años.
La lista de avances en privilegios conseguidos sería interminable. Es evidente que, en muy poco tiempo, hemos avanzado mucho y a una velocidad de vértigo. Y esa velocidad sigue incrementándose.
El motivo de esa velocidad es la inmensa capacidad creadora de los humanos.
Andamos ocupados en el TENER y el HACER para TENER. Muy ocupados. Y vamos teniendo, cada vez más, porque lo hacemos muy bien. Tenemos más dinero, más servicios, más ayudas, más comodidades, más alimentos, más oportunidades. Es una gran capacidad que tenemos los humanos, y deberíamos estar orgullosos por ello. Pero no lo estamos. Al contrario, se percibe por todos los medios sensación de escasez e injusticia. ¿Y por qué no lo estamos?
¿Cómo andamos de sensación de lo importante, que prejuzgo, es la felicidad, la consciencia, el estar bien? ¿Cuál es nuestra situación en el mapa de la historia en términos de felicidad y de consciencia? Llamémosle el SER ¿Cuál ha sido la evolución en 50 años?
No es tan fácilmente medible. Hay quien dice que no hemos evolucionado o incluso que estamos peor. Sin embargo, ya en terreno relativo, dando mi opinión, diré que ahora tenemos más conciencia de lo que son los valores y las creencias, que Dios es una palabra entendida de manera diferente por todos, el sexo no es pecado, pecado es ir contra ciertos valores, sabemos qué és la democracia y la libertad, etc. ¿Podemos decir que ahora somos más conscientes?. Quizás hemos avanzado, aunque el avance en este campo es muy relativo y discutible. Yo creo que sí, y demás que estamos en un momento crucial e histórico en términos de espiritualidad y consciencia. La famosa crisis de valores no es más que una apertura necesaria. Una declaración de ignorancia imprescindible para dar el gran salto: La revolución de consciencia.
El coaching es el arte de conseguir objetivos. Se trabaja en conseguir lo que quiere el cliente y pone toda la atención a eso. ¿Y qué quiere el cliente? Quiere tener más dinero, tener una pareja, tener un buen trabajo. Pero ocurre que en este proceso surge lo importante, lo que de verdad quiere: Quiere SER una persona feliz, libre, segura y quiere vivir una vida divertida, amorosa y plena. Quiere estar bien. De eso se encarga también el coaching. Y se está enseñando en las universidades y empresas.
Sin embargo, de este último punto, de estar bien, hay una filosofía milenaria que trata de este punto tan específico e importante, donde el coaching no es especialista: El Tantra.
El tantra trata la aceptación, que no es resignación. El tantra no es una doctrina, ni una religión, ni un conjunto de técnicas. El tantra elimina cualquier disciplina y se centra en la aceptación de lo que no podemos cambiar, para prestar toda la atención a lo que sí podemos. Se centra pues en lo que de verdad nos hace felices. Nos centramos en el SER. Y lo hace parando especial atención a lo que más nos gusta: El amor y el sexo.
Esta es la espiritualidad actual. Hemos trascendido las grandes creencias prestadas de las religiones, y ganado libertad y derecho de tener nuestras propias creencias.
Coaching y tantra definen a la perfección la espiritualidad que en estos momentos la sociedad necesita. Llenan el vacío espiritual que parecía haber, creando un nuevo punto de mira, un nuevo foco, muy poderoso, que, como sucedió en el TENER, crecerá exponencialmente, hasta, quizás, irremediablemente, crear una REVOLUCIÓN DE CONSCIENCIA, tan necesaria como de salvar al mundo de un futuro muy incierto.
Fuente: COACHING PARA SER FELIZ