La mente observadora es aquella que, como un tercer ojo mira desde afuera y de manera consciente. Simplemente observa sin juzgar y acepta lo que hay. No me refiero aquí a la resignación, sino a preciar lo obvio, lo que es, lo que hay a cada momento.
Éste es el camino que se recorre en la terapia Gestalt: el camino del darse cuenta. Es una forma de vivir la vida con «los pies puestos en la tierra».