Hace ya una década, me enamoré de La Terapia Gestalt. Encontrarla, encontrarnos, fue un gran regalo en mi vida: me dió la oportunidad de tomar el barco que me llevaría a continuar con mi camino.
Desde entonces mi vida empezó a cambiar, encontrarme con mi presente, e ir dejando que éste me iluminara sobre mi pasado, mis divagaciones sobre mi futuro, mis miedos, mis deseos, mis expectativas, mis sufrimientos, mi visión de mi vida … fue la experiencia que supuso EL CAMBIO, mi cambio, para mí y posteriormente mi pasión, mi entrega a nivel no sólo personal, sino profesional (con otras personas). La Terapia Gestalt me ha dado tanto, tanto, tanto … y hoy me reencuentro con ella, aquí y ahora.
Hay experiencias personales en la vida de cada uno de nosotros, que nos abren una nueva gestalt, nos permiten cerrar viejas gestalts o completarlas, y abrir otras. Un momento de crisis (personal, profesional, de pareja …), una enfermedad, una pérdida, …, cualquier experiencia vital significativa para uno mismo y que le permita a la persona volver a encontrarse con una misma, puede acabar siendo una vivencia de autoconocimiento y de renovación, de asimilación, tras el cambio.
Quiero compartir con vosotros, un poema de Robert K. Hall En «Esto Es Gestalt», que le dedica a su maestro Fritz Perls (el Creador de la Terapia Gestalt), que al leerlo me ha recordado en el momento presente, esa necesidad de ESTAR, DE SENTIR, de dejar que lo que uno vive, lo que vivo, no pase por la persona, por mí, sin más, sino dejando/me que me hable de mí, fluyendo con ello, sin huir de esas emociones, y permitiéndole que me «hablen» en mi aquí y ahora…, sin pretender ir al después (éste ya llegará). Hubo días, años, en los que necesitaba a «Mi Mentor» para acompañarme en el proceso, y de ese encuentro con Él, entre los dos, de ese encuentro conmigo misma, facilitado por mi maestro (de esas experiencias de aprendizaje, de esos darse cuenta surgidos en el proceso de todos aquellos que fuimos estudiantes de la Formación en Psicoterapia Gestalt y que comparte puntos con algunos momentos de los clientes de una Terapia Gestalt) habla el siguiente poema que os regalo:
Nota: al ser un escrito personal que habla de la experiencia concreta (y sentimientos) de una persona hacia otra, no representa totalmente mi propia vivencia de mi proceso de Formación en la Terapia Gestalt, por eso matizaré alguno de los puntos de este escrito. Sin embargo, en esencia sí comparto la descripción general que hace de la vivencia del encuentro de una persona con su Terapeuta Gestalt, con las matizaciones que comento.
El autor introduce su poema con estas palabras:
«Hay momentos en mi vida en que sé que la estoy viviendo. No estoy sólo pensándola, o planeándola, o preocupándome por vivirla, sino realmente viviéndola. Cuando me doy cuenta, sé que me doy cuenta. He notado que en estos momentos en que estoy particularmente despierto, tengo a menudo el deseo de escribir algo a cerca de esa experiencia, y las palabras que escribo en el papel son como poemas».
GESTALT
Padre,
la vida es como un río,
cada piedra que arrojas en la claridad
se vuelve un nuevo sonido.
Cada vara que arrojas flotará
hacia el océano
sobre un camino en soledad.
Tu única tarea mientras estés aquí
es aprender a mirar alrededor mientras gentilmente
te sometes
al viaje río abajo.
Tu maestro será uno que viene
a decirte dónde estás
para que no vayas a la deriva.
(Nota: yo apuntaría que el maestro no viene a decirte dónde estás,
sino a ayudarte a que tú lo descubras, a acompañarte en ese proceso,
no a darte la respuesta de «dónde estás»)
Sus palabras sonarán como una precipitada corriente
o te despertará como una campana.
«¿Te das cuenta de tu voz?
¿Qué estás sintiendo ahora?
¿Qué están haciendo ahora tus manos?.
¿Estás ensayando algo
o preferirias más bien actuarlo en vivo y en directo?».
Habrá lugares de los que tu dolido pecho
y tu martillante corazón te dirán que te alejes.
Pero él te dirá que te quedes un rato,
porque aunque la corriente es fría,
sólo en su flujo llegarás a ser libre.
Los ojos de tu maestro te verán.
Te dejarán sobre la playa para descansar.
otra vez
o te dirá que ve tu dolor,
pero conoce la realidad del otro lado.
(Nota: vuelvo a matizar una frase.
El maestro no conoce la realidad del otro lado,
en cuanto a saber qué vas a sentir, o qué debes hacer,
o qué necesitas hacer, sentir, experimentar… para llegar al otro lado,
en el sentido de «decírtelo» en forma de receta que vale para «todos»,
sino que va a ayudarte a vivenciar, a facilitar las experiencias,
las experimentaciones, el proceso y los mecanismos, para llegar
«al otro lado» sea en tu vivencia, en tu sentir, en tus percepciones…
Es decir: no va dándote soluciones e indicaciones de «qué se supone que debes hacer»,
sino que te ayudará en el encuentro a que tú descubras tus propias necesidades,
tus propios mecanismos de huida o evitación, a tener tus propias experiencias enriquecedoras
y facilitadoras de nuevas gestalts, de cierre de situaciones inconclusas …
Estará ahí para acompañarte, facilitarte el avance en el recorrido de tu propio proceso).
Y cada vez que te apartes
del camino que ahora es correcto,
su paciente voz te preguntará:
«¿Qué es tanto mejor en el futuro?
¿Prefieres añejar pensamientos
acerca de un pasado
que hace tiempo quedó corriente arriba?.
Y entonces ríes.
No puedes ser ahora mañana.
No puedes guardarte el tiempo en el bolsillo.
Tus jeans están nuevos.
Una polilla te está siguiendo.
También hay margaritas por aquí,
Y me pregunto por qué el cielo es azul.
¿Sabes? No estás realmente despierto;
te estás escondiendo en tu cabeza
y planeando qué hacer.
Quiero compartir con vosotros una figura/gestalt, de este momento vital propio que se me hace presente: mi vocación y a mi encuentro con la PSICOTERAPIA PERINATAL: el camino que inicié con esta especialización hace ya aproximadamente un año, y a la que voy a dedicarle gran parte de mi vida. El Amor hacia ella ha surgido en mí, como hace ya una década comencé a vivir La Psicoterapia Gestalt como mi Gran Pasión y una brújula en mi camino (y a aportar a otros para que pueda servirles igualmente de guía). Espero también poder aportar a quiénes busquen ayuda y acompañamiento en este sentido, en su encuentro con la maternidad, sus propias sombras o duelos al respecto.
Fuente: CENTRO PSICOLOGÍA GESTALT