Damos por sentado tantas cosas y a tantas personas. Es como si saliéramos en la mañana y en nuestra mente tenemos una imagen fija de nuestra pareja, o nuestra familia, como si fueran parte de la casa o parte del mobiliario… como si fueran nuestra propiedad y estuvieran pegados a nosotros con pega. Y esta seguridad, esta imagen paralizada, paradójicamente, nos va alejando cada vez más…
Quiero compartir con ustedes una historia que leí en el Libro de la Mujer, de Osho.
“Un hombre estaba muy enfermo y probó todo tipo de remedios, pero nada le ayudaba. Entonces fue a un hipnotizador y éste le dio un mantra para repetir continuamente: «No estoy enfermo.» Al menos durante quince minutos por la mañana y quince minutos por la noche: «No estoy enfermo, estoy sano.» Y todo el día siempre que se acuerde, repítalo. En pocos días empezó a sentirse mejor. Y en unas semanas estaba perfectamente bien.
Entonces le dijo a su esposa: «¡Ha sido un milagro!» ¿Crees que debería volver al hipnotizador por otro milagro? Porque últimamente no siento apetito sexual y la relación sexual casi ha desaparecido. No hay deseo.
Su esposa se sintió feliz. Dijo: «Sí vete», porque se había sentido muy frustrada.
El hombre fue al hipnotizador. Cuando volvió, su esposa le preguntó: «¿Qué mantra, qué sugerencia te ha dado ahora?» El hombre no quería decírselo. Pero en pocas semanas su apetito sexual empezó a volver. Empezó a sentir deseo de nuevo. Su esposa estaba muy desconcertada. Seguía preguntándole continuamente, pero el hombre se reía y le decía nada. Así que un día, cuando él estaba en el cuarto de baño por la mañana haciendo su meditación, esos quince minutos de mantra, ella intentó oír lo que decía. Y lo que decía era: «No es mi mujer. No es mi mujer. No es mi mujer.»
Damos por sentado que nuestra pareja siempre estará allí, que es parte de mi. Una vez que siento que alguien es mío, que es mi propiedad, que siempre estará allí, sea mi mujer o mi marido, ya la relación va en vías de extinción, si es que ya no se ha terminado. Ya no hay aventura, el otro se ha vuelto una cosa, una mercancía y por ende, cada vez lo siento más lejos de mí.
Así que asume cada momento como si fuera el primero, comienza por asumirte a ti mismo como si te estuvieras conociendo por primera vez y asume a tu pareja como una aventura de primera vez…
Fuente: Psicoterapia Gestalt en Caracas