Antes y después siempre hay una emoción.

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¿Te crees, todo lo que te dices y lo primero que piensas? Imaginemos…te levantas una mañana cansado, frustrado o deprimido por el resultado del día anterior, olvidando que un nuevo día significa otra oportunidad, te dedicas hacerte una serie de criticas en todos los ámbitos de tu persona, desde que te levantas y te ves en el espejo criticas tu aspecto físico, después al saltarte el desayuno o tomar un desayuno cargado de calorías empiezas de nuevo a criticar tu falta de voluntad por no tener un orden y una disciplina, objetivos no cumplidos, etc.
Poco a poco van pasando las horas arrastrando una serie de momentos muy desagradables, donde mas te vale no cometer un error pues estarás allí para recriminártelo y decirte una serie de insultos y adjetivos negativos.

¿Te has cuestionado que realmente no eres tonto, lento, desordenado, infeliz, como te dices y luego te crees? Sin ser consciente rápidamente haces una búsqueda en tu arsenal de recuerdos llamados memoria que te mandan una serie de imágenes que “da prueba de ello”. Observa que eres tu quien casualmente buscas las imágenes perfectas para justificar los adjetivos antes mencionados. Es decir todos tenemos una serie de experiencias que nos guiaran para hacer juicios sobre nuestro nivel de desarrollo o capacidad, para saber si estamos bien o mal, si somos felices o infelices, pero hay muchos mas factores que rodean a una determinada situación. Recuerdas alguna una situación donde crees que pudiste haber echo las cosas mejor, tal vez lo llames “donde pude ser mas listo o menos tonto” pero eso no es lo que eres, eso es una experiencia que te da una noción de la situación vivida y que se archiva en la memoria para que reconozcas la experiencia en el futuro (asociación). En teoría con la intención de no cometer el error cuando vivas una muy parecida o similar a la archivada.

¿Alguna ves te has cuestionado que el primer pensamiento que pasa por tu mente no siempre es cierto? Te has dado cuenta de que hay días normales, días malos muy malos y hay otros que son radiantes y que en cada uno de ellos tienes unos determinados pensamientos que van marcados por una emoción.

Emociones, básicas, mágicas, que alertan, que estimulan, que frenan, son comos los colores, intensas, suaves que evocan recuerdos y experiencias, capaces de arrastrar tu vida si no eres consciente de ellas pero también capaces de hacerte sentir el sol y las estrellas. Las hay de todo tipo y es a través de ellas que damos un determinado sentido o valor a la información que percibimos del exterior y de nuestro interior, lo que llamamos realidad.

Simples pero poderosas preguntas te ayudan a conocerte mejor y te permiten observarte ver que haces en determinados estados de ánimos. ¿Que emociones te bloquean?, ¿que emociones te son fáciles de sustituir?, ¿que emociones se quedan ancladas a ti y te cuesta salir de ellas?, ¿de que emoción no eres consciente cuando la estas experimentando? La primera fase es observar, lo que después querrás cambiar. ¿Cómo me siento hoy? ¿Me preocupa algo? ¿Qué emoción me invade? Sentirse mal y estar mal no es lo mismo entonces ¿Estoy mal o me siento mal? ¿Cual fue la emoción que te guío durante todo el día? ¿Que emoción experimentaba otra persona y que al relacionarte con ella te contagio?
Reconoce cual es la emoción que impregna tu realidad, pues ella cambiara dependiendo de la emoción con la que percibas el mundo. Si eres un adulto, tu vida ahora es responsabilidad tuya conócete, siéntete, obsérvate, reinvéntate.

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