Es evidente que el amor es una importante fuente de autoestima y que tener cubiertos los apetitos sexuales, también disminuye las tensiones.
¿Cómo hacer que el amor dure, o cómo hacer para que para el otro sea agradable permanecer al lado de uno? Obviamente, esto no son recetas, cada pareja tiene sus pactos singulares, pero podemos aventurar algunos consejos generales:
1. Algo muy importante es tener algún proyecto en común además del amor, el amor solo no suele bastar.
2. Otra cosa fundamental es no exigir a la pareja renuncias extremas, porque donde empieza la renuncia, empieza la venganza.
3. La libertad no te la da nadie, uno se la toma, no hay que oponerse a que el otro tome su libertad, que haga sus cosas fuera de la pareja.
4. Otra cuestión es la tolerancia de las diferencias, a veces hay un afán de igualdad que termina con la pareja, o ella le quiere imponer a él o él a ella su manera de ser y de hacer.
5. Otra idea que hay que evitar es la de la pareja como paño de lágrimas. La idea falaz de que “mi marido me tiene que aguantar, porque para eso es mi marido, o mi mujer me tiene que aguantar, porque para eso es mi mujer”. Si queremos cuidar al otro y que nos dure, mejor no agobiarle demasiado con nuestros problemas constantemente. Si tenemos demasiados problemas, y necesitamos hablarlos, no usemos de terapeuta a la pareja, porque no nos resolverá los problemas y “se quemará”, consultemos a un psicoanalista.
6. Otra cosa importante es que no pase a segundo lugar el amor al compañero o compañera, (esto es más frecuente en mujeres), cuando llegan los hijos, eso no le hace bien ni a la pareja ni a los hijos.
7. Evitar involucrar a familiares en conflictos de la pareja, eso siempre empeora las cosas. Lo que se produce en la pareja, hay que intentar resolverlo en la pareja, y en todo caso con la ayuda de un psicoanalista.
8. Un error muy frecuente es centrar toda la felicidad y todas las satisfacciones en la pareja, exigirle a la pareja que sea tu amante, tu amigo, tu psicólogo, tu asesor… esa exigencia no hay quien la aguante, y así nadie da la talla. Las relaciones de ambos miembros fuera de la pareja, enriquecen la pareja.
9. La sexualidad también es importante, no hacerle al otro lo que te gusta que te hagan a ti, averiguar qué le gusta al otro. Y cuando hay algún problema: impotencia, eyaculación precoz, frigidez, no dejar de consultar a un psicoanalista. No son síntomas individuales, perjudican también a la pareja.
10. Hay que aprender a conversar. Y para conversar, hay que escuchar al otro. La conversación no es interrogar al otro sobre cada actividad que realiza, no es reprocharle todo lo que no nos gusta, es conversar, hablar, sin pretender convencer al otro, decir mi parecer, escuchar el parecer del otro. Las parejas que hablan, permanecen juntas más tiempo.
1. Algo muy importante es tener algún proyecto en común además del amor, el amor solo no suele bastar.
2. Otra cosa fundamental es no exigir a la pareja renuncias extremas, porque donde empieza la renuncia, empieza la venganza.
3. La libertad no te la da nadie, uno se la toma, no hay que oponerse a que el otro tome su libertad, que haga sus cosas fuera de la pareja.
4. Otra cuestión es la tolerancia de las diferencias, a veces hay un afán de igualdad que termina con la pareja, o ella le quiere imponer a él o él a ella su manera de ser y de hacer.
5. Otra idea que hay que evitar es la de la pareja como paño de lágrimas. La idea falaz de que “mi marido me tiene que aguantar, porque para eso es mi marido, o mi mujer me tiene que aguantar, porque para eso es mi mujer”. Si queremos cuidar al otro y que nos dure, mejor no agobiarle demasiado con nuestros problemas constantemente. Si tenemos demasiados problemas, y necesitamos hablarlos, no usemos de terapeuta a la pareja, porque no nos resolverá los problemas y “se quemará”, consultemos a un psicoanalista.
6. Otra cosa importante es que no pase a segundo lugar el amor al compañero o compañera, (esto es más frecuente en mujeres), cuando llegan los hijos, eso no le hace bien ni a la pareja ni a los hijos.
7. Evitar involucrar a familiares en conflictos de la pareja, eso siempre empeora las cosas. Lo que se produce en la pareja, hay que intentar resolverlo en la pareja, y en todo caso con la ayuda de un psicoanalista.
8. Un error muy frecuente es centrar toda la felicidad y todas las satisfacciones en la pareja, exigirle a la pareja que sea tu amante, tu amigo, tu psicólogo, tu asesor… esa exigencia no hay quien la aguante, y así nadie da la talla. Las relaciones de ambos miembros fuera de la pareja, enriquecen la pareja.
9. La sexualidad también es importante, no hacerle al otro lo que te gusta que te hagan a ti, averiguar qué le gusta al otro. Y cuando hay algún problema: impotencia, eyaculación precoz, frigidez, no dejar de consultar a un psicoanalista. No son síntomas individuales, perjudican también a la pareja.
10. Hay que aprender a conversar. Y para conversar, hay que escuchar al otro. La conversación no es interrogar al otro sobre cada actividad que realiza, no es reprocharle todo lo que no nos gusta, es conversar, hablar, sin pretender convencer al otro, decir mi parecer, escuchar el parecer del otro. Las parejas que hablan, permanecen juntas más tiempo.
Cuadro: Marte y Venus. Alegoría del Paz. Lagreneé
Fuente: TERAPIA DE PAREJA Y FAMILIA