Elijo vivir en el Mundo Sencillo

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Tengo una creencia curiosa. Cada vez que estoy en un aeropuerto, inevitablemente me siento atraída por las librerías. Y las visito con la creencia de que, no importa en qué parte del mundo esté, siempre encuentro un libro interesante. Es una de esas autoprofecías que se cumplen.
Hace unos meses fui a recibir a alguien en el aeropuerto local. Mientras esperaba la llegada de su vuelo, entré con mi creencia al quiosco y abrí un primer libro que me llamó la atención por su sencillo título. No se vanagloriaba, ni prometía nada. Comencé a hojearlo, dejando que las páginas pasaran solas mientras mi vista reposaba en el texto, cuando algo, súbitamente, captó mi atención. Recuperé de nuevo la página y leí las dos líneas que se repetían a lo largo del libro, de forma regular:
Elijo vivir en el Mundo Sencillo
Donde todo es fácil.
Sentí una paz inmensa. Leí de nuevo la frase:
Elijo vivir en el Mundo Sencillo
Donde todo es fácil.
¡Qué descanso! Compré el libro del título sencillo y sin promesas. Lo tengo en casa, no lo he leído, pero cada tanto tiempo, lo abro y leo:
Elijo vivir en el Mundo Sencillo
Donde todo es fácil.
Y respiro. Esta mañana lo volví a hacer.
Gracias por tu Compañía. Y mucha Luz en tu Camino.

NB: El libro se titula «El mundo Sencillo«, de Julia Rogers Hamrick.
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