Llega un punto en el que uno ya no puede más con las injusticias que estamos obligados a pagar todos los que cumplimos religiosamente con nuestras obligaciones deudoras. Hoy me apetece hacer un apunte entre todas esas entidades, empresas, multinacionales y hasta el mismísimo fisco estatal que, con la ley en la mano, se encargan de atarnos más y más fuerte la soga al cuello, a base de engaños, trampas y viles triquiñuelas, que tienen como fin último el robo legal al ciudadano común. Más concretamente voy a alzar mi pequeña vocecita contra todas las empresas y entidades que me sangran a mí directamente, mes a mes. Y para mostrar el nivel de delincuencia que estos organismos públicos y privados tienen con el proletario, me voy a basar, como siempre, en casos concretos acaecidos en mi persona. – Las multinacionales telefónicas, y su constantemente cambiante legislación. Vodafone: Antes, Vodafone, empresa telefónica de la cual soy cliente desde hace que se llamaba Airtel, me enviaba un correo unos cinco o seis días antes de pasarme la factura por el banco, para avisarme del importe y fecha de la susodicha factura. De esta manera, yo siempre estaba alerta del cuando y cuanto debía pagar e intentaba tener para entonces disponible en mi cuenta la cantidad requerida. Hace algunos meses solicité que no me enviaran la factura en papel. Una, después de pobre, tiene conciencia medioambiental, y existiendo internet, no es necesario el montón de papel que llega a casa todos los días y va directo a la basura. Es una pena. En fin, unos meses me llegaron unas facturas algo más altas de lo que solía pagar habitualmente. Como estoy buscando trabajo, pensaba que ese considerable incremento en el importe podía ser proporcionalmente equivalente al incremento de llamadas que había hecho las últimas semanas en horario de oficina. Efectivamente, esta era una causa, pero cuando miré mi factura por internet, me di cuenta de que me estaban cobrando dieciocho euros por volver la factura devuelta del banco. Entonces llamé a la señorita Vodafone y me dijo que habían cambiado el periodo de facturación SIN AVISAR y habían dejado de enviarme el mensaje de alerta, no sabía explicarme muy bien por qué, por lo que me habían robado dieciocho euros por tres meses más el dieciocho por ciento de IVA. Si no hubiera llamado, todavía estarían cobrándomelo. Seguro que, como yo, otras miles de personas fueron estafadas con este sistema de engaño legal. Tirando por lo bajo, si esto mismo se lo hicieron a cien mil personas (tirando muy por lo bajo), por dieciocho, son un millón ochocientos mil euros robados en un mes por su cara bonita. – Los bancos, por su puesto. Bbva y Caja Extremadura. No sólo les vale con cobrarme 35 euros todos los meses por pagar mi recibo del préstamo unos días después del día establecido (sin haber dejado nunca una cuota al descubierto), sino que además me cobran un seguro, que no sé lo que asegura y, para colmo, el otro día me llegó un recibo de casi cincuenta euros por mantenimiento de cuenta. Me acerqué al banco con la esperanza y la fantasía de poder librarme de este pago injusto (ya que cincuenta eurazos en mis circunstancias, es todo un dineral) y me dijeron que no me lo podían quitar, a no ser que tuviera domiciliada la nómina. Entonces yo le contesté que no podía tener domiciliada la nómina, porque no tenía nómina, pero que siempre que he trabajado, he tenido domiciliada mi nómina en ese banco (mi banco desde los quince años), y después domicilié también el paro. ¿Cuánto cobras de paro?, me preguntó la trabajadora del diablo. Cuatrocientos euros, le contesté, un tanto avergonzada. Es que sólo te lo puedo quitar si cobras más de seiscientos euros, me dijo. Y entonces me armé de valor y le contesté: ¿Me está usted diciendo que a todos los que cobran más de seis cientos euros le quitáis la cuota de mantenimiento y a los que tenemos la desgracia de cobrar menos (o nada) nos la cobráis? Sí, es injusto, pero es así, lo siento pero el sistema no me deja. Y volví a mi casa con la misma cara de idiota que tengo ahora mismo, porque todavía no se me ha quitado… – El ineludible fisco. El organismo de recaudación autonómica. El muy queridísimo OAR por todos sus contribuyentes. Puesto que no tengo casa, supongo que mucha gente debe estar muy cabreado con el OAR cuando le ha llegado la contribución. Yo, que me deshice de mi única propiedad contribuible al quedarme en paro , mi preciado cochecito, para no tener que pagar rodaje, ITV, seguro, gasolina, multas, mantenimiento en general, y más, el mes pasado me llega un embargo de casi noventa euros por una multa de 2008 ¡!DE 2008!! (He de aclarar que nunca me han puesto una multa por exceso de velocidad, no llevar puesto el cinturón, exceder la tasa del alcoholismo o cualquier otra infracción peligrosa. Las nueve multas que he pagado en mi vida han sido todas por aparcar en la puerta de mi casa, y además, cuando le di de baja al coche pagué las multas que tenía pendientes, cuatro exactamente: 360 euros de golpe y porrazo.) Pues nada, dicho esto, fui al OAR a aclarar la situación y me dijeron que ya no era posible, que lo pagara y punto, que ya estaba hecho el cargo y era imposible ponerla en juicio, había pasado el periodo de recurrir. Aún dudo que esa multa no sea una estafa estatal, que, debido al tiempo que hace de su imposición, es imposible demostrar que ya la has pagado, porque muy pocos guardan durante tanto periodo de tiempo una factura. Un consejo: Guardar todos los recibos de los últimos veinte años, por lo que pueda pasar… – Eso sin contar gastos, que yo, por no tener nada, no tengo: la subida del IVA, el gas, la luz, la gasolina, los impuestos municipales, los recortes en sanidad (y aquí incluyo el copago farmacéutico), la subida de tasas de todo tipo (especialmente las de matriculación universitaria), y un larguísimo etcétera que no cubre la nómina de un “afortunadísimo” trabajador de a pié. Ya que este país no tiene un trabajo para mí, pero sí que tiene un montón de pagos para imponerme (esto me recuerda al estado feudal, la historia siempre se repite), y no soy la única, de hecho somos muchos, el pueblo entero, los estafados por unos y otros que de esta manera, y con la ley en la mano, como el que lleva un arma de fuego, siguen permitiéndose su vida de opulencia y vacío, creo que ha llegado la hora de actuar en masa, valiéndonos también de la ley, como escudo, devolviendo las cuotas, los impuestos, los intereses abusivos a los que estamos sometidos. Sólo necesitamos lo que ellos tienen, un gran ejército de abogados y asesores que, junto a algún organismo estatal o no: el defensor del pueblo, o del consumidor o el que sea, planteen una estrategia de ataque directo contra el pez gordo. Si yo reclamo a Vodafone mis dieciocho euros, no tiene importancia, pero si lo reclamamos por ley las cien mil o quinientas mil o millón de personas que han sido timadas igualmente, entonces conseguiremos hacer un poquito de pupa. Pena que este humilde blog sólo lo leáis unas cuantas cientos de almas cándidas… Estar indignado no es suficiente. ¡Estamos preparados para la guerra!