¿MUJERES QUE AMAN DEMASIADO?

No he leído el libro que ostenta, sin interrogaciones, este título, pero he oído múltiples comentarios sobre él. La feminista Betty Friedan decía que el amor era el opio de las mujeres, y es cierto, el amor es para la intelectualidad de la mujer, más dañino de lo que para la intelectualidad del humano lo ha sido la religión. Es promesa de felicidad, ilusión de Goce eterno, que no puede traer más que desilusión, puesto que toda ilusión aboca a ese fin.

Y esto es porque en ella el amor se juega más en la posición pasiva de ser amada y recibir el amor de los otros que en la posición activa de dar amor. Por eso no sé si deberíamos sustituir la primera frase por esta otra: mujeres que demandan demasiado.Ella demanda constantemente ser amada y hace cualquier cosa por obtener ese amor. Se ve impelida por esta necesidad amorosa a las renuncias más extremas, se dirá de ella que lo hace por amor al otro, pero en realidad lo hace por recibir un poco de amor ¿Es eso amar? De esta manera, esa demanda la termina esclavizando, lo da todo por esa limosna amorosa. Hemos de cuidarnos las mujeres de nuestra propia sed insaciable de amor. Cada gesto del otro que no tenga que ver con nosotras, nos hace sentirnos desamadas, vivimos en el mundo de la decepción permanente.

Aprender a amar no es una operación sencilla, creemos que nacemos sabiéndolo, y quizás es una de las cosas más complejas que hemos de aprender. Tomar una posición activa en el amor, ser amante en lugar de amada, nos hace ingresar en el mundo del deseo, y mientras el amor siempre es a uno mismo, narcisista, el deseo siempre incluye a un tercero, al mundo. Aprender a amar es aprender a desear. Trabajar, producir, crear, son todos actos de amor, donde se juega el deseo del sujeto.

Cuadro: Mujer defendiéndose del amor.William Bouguereau.

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