si hay algo que sé con certeza es que cuando digo que hago coaching telefónico, al menos la mitad del auditorio al que me dirijo, pone cuanto menos, una cara rara.
el coaching telefónico, al menos en España (que no en los países anglosajones o en centroeuropa, por ejemplo) no tiene muy buen cartel. ahoravienen las preguntas que podríamos hacernos:
¿realmente funciona peor que el presencial?
¿son solo prejuicios?
¿es desconocimiento?
la primera vez que alguien me comentó, allá por el año 2003 que hacía coaching telefónico, me horroricé. ¡coaching por teléfono! ¡qué aberración! yo me he formado básicamente en PNL, y para nosotros la calibración del lenguaje no verbal es fundamental, y si a esto le sumamos que siempre he creido que las relaciones de verdad se forjan cara a cara, no era precisamente el mejor caldo de cultivo para dar la más mínima oportunidad al coaching telefónico.
lo más curioso de todo, era que denostaba esta forma de hacer coaching, y:
– nunca había tenido un cliente de pago
-nunca había hecho coaching por teléfono
en dos palabras: puro prejuicio.
Después de un tiempo, cuando empecé a recibir noticias de que otros coaches a los que tenía en alta estima estaban haciendo coaching telefónico, empecé a cuestionarme en un alarde de humildad, si podía al final ser efectivo o no. y después de mucha reflexión, decidí que iba a hacer una prueba. pero para que la prueba funcionara, tenía que ir con la mente en blanco, a cero, sin presuposiciones, si juicios a priori.
Y así fue. El día de autos, tuve mi primera sesión de coaching telefónico. y para mi absoluta sorpresa, salió estupenda, y lo más asombroso: después de 5 minutos de sesión, se me había olvidado completamente que la conversación estaba siendo por teléfono. y aquí está una de las claves principales: el coaching es conexión, es olvidarte de ti para centrarte en el otro, para generar una corriente de energía, de comunicación, que va más allá del medio que usas.
¿puede hacer un ciego un excelente coaching? por supuesto que sí. y no tiene la visión para ello. pero afina sus otros sentidos y los usa con muchisima más sensibilidad que nosotros, con lo cual la información que pierde a través de la vista, la gana a través de otros sentidos
Hoy puedo decir sin lugar a dudas, que después de más de 800 sesiones de coaching telefónico realizadas a todo tipo de personas, en coaching personal y ejecutivo, en mi caso no percibo ninguna diferencia en cuanto a resultados con respecto al coaching presencial. Me parecen efectivísimos ambos.
Eso sí, es muy importante que el coachee esté predispuesto a hacer coaching por teléfono. Siempre doy las dos opciones, presencial, telefónico, y desde hace un par de años, video conferencia a través de skype, para que la persona elija, y no se la puede forzar. Y si no vive en mi ciudad, y quiere coaching presencial, pues o yo estoy dispuesto a desplazarme porque me compense, o ella está dispuesta a desplazarse, o a pagarme el desplazamiento.
Ya en el año 2005 en el congreso mundial de ICF en California comentaban los gurús del coaching de empresa, que se estaba usando el coaching telefónico también con los directivos.
Yo personalmente percibo en la empresa aquí que todavía es poco receptiva a ello; parece que valoran mucho más la inversión que hacen si te ven la cara. pero por otra parte, como es frecuente que el directivo tenga que viajar o cambiar la agenda, y se corren serios riesgos que lo primero que contemple mover y aplazar es la sesión de coaching, ya tengo estipulado con ellos desde el comienzo que el que no estén aquí porque hayan tenido que desplazarse inopinadamente no es motivo para no tener la sesión, y en este caso es telefónica. Y lo aceptan sin problemas. mi argumento es que el coaching necesita una cadencia y una frecuencia para mantener la velocidad de crucero, sin lo cual no funciona.
por otra parte, el coaching telefónico tiene unas grandes ventajas de a nivel de marketing del negocio:
– la principal: se abre tu mercado al mundo, ya no hay fronteras, con lo que pasas a tener 7000 millones de potenciales clientes, tantos como los que tengan un teléfono
– no pierdes tiempo en desplazamientos, y sobre todo, no los pierde el posible cliente, con lo que le ofreces un valor añadido fundamental en nuestra era, muchas veces mucho más importante que el dinero: tiempo
– puedes hacer coaching desde donde tú estés, ganando en autonomía, flexibilidad, y en calidad de vida. un gran negocio es vivir en un país con un nivel de vida más bajo que el tuyo, pero cobrar tarifas acordes con tu país de residencia, ya que le haces coaching a los que viven allí. esto significa doblar, triplicar o cuadruplicar tus ingresos haciendo lo mismo
– Se pierde muy poco tiempo en la sesión: se empieza, se acaba, y ya está, no hay prolegómenos y despedidas
– y puedes usar materiales y recursos en el momento ya que estás por ejemplo en el despacho, o con el ordenador delante (yo voy tomando notas en la ficha del coachee previa petición de permiso)
Por otra parte y como curiosidad, he notado que ante la apariencia de mayor anonimato que da el teléfono, el coachee en muchos casos se abre y se muestra antes
ha llegado un momento donde tengo el oido tan entrenado, que cuando hago una teleconferencia de una sesión de coaching, prefiero no mirar a la pantalla, porque me distraigo. A muchos de mis coachees no los conozco físicamente, ni sé como son, ni tampoco me importa, porque lo que me ha dictado el tiempo y la experiencia es que cuando dos personas quieren conectar, la conexión se produce, la magia surge, y ¡aflora el coaching!
Fuente: Somos profesionales del coaching