No se si conocen Los Lencois Maranhenses…es un lugar especial, un lugar para visitar en alguna de esas oportunidades que te da la vida.
Yo he estado allí…conozco bien las sensaciones……su hermosura, su riqueza…sus contrastes, el resultado es sencillamente espectacular.
Puedes mirar a tu derecha un desierto maravilloso que te deja sin palabras, un desierto inundado de lagunas que provienen del deshielo y a tu izquierda la fuerza de la selva, la bravura de la naturaleza… y eso lo he vivido yo.
Como mi ausencia…
Me marché un 10 de Marzo sin saber que no iba a volver hasta 180 días después. Aquella noche se presentó ante mí la inspiración para decir adiós…y no hice nada por retenerla.
Al cabo de los días comenzó una peregrinación inesperada de antiguos compañeros de fatiga.
Sin esperarlo toco al timbre de mi alma el cansancio vital….acompañado de la desgana. No vinieron solos, sus hijos menores de edad Fastidio, Impaciencia y Agobio entraron por la puerta junto a sus abuelos Superioridad y Preocupación, se sentaron en mi sofá y se instalaron en mi casa sin preguntar; vinieron para pasar unos días y se quedaron ciento ochenta.
Esos primeros cien días han supuesto jugar al escondite en mi propio hogar. Llamé a Melancolía, a su amiga Pena y su prima Tristeza, me presentaron a Confianza, a Respeto y Compresión (Hoy sé que no me equivoqué al escoger en el listín telefónico).
Tras largas conversaciones y mejores silencios conocí a Aceptación, me dijo:
“No pasa nada, si hoy no estás en la red (Twitter, Faceboock, Blog o Web) siempre podrás volver. Posiblemente llegues débil, tal vez cuando vuelvas esté ocupada tu silla por Olvido, sin embargo siempre puedes pagarle unas vacaciones en algún rincón del mundo. Cabe también que Ofendido, Desilusión y Soledad, salgan a la pista de baile y cojan de pareja a Fidelidad, Amistad y Deseo, y sean estos últimos quienes marquen el paso siguiente”
Pasaron cien y comenzó ciento uno…para llegar a ciento ochenta…
Abrí la puerta de mi alma y ahí estaba Placer, nos fuimos de viaje con Tranquilidad, Autonomía, Temple, Ilusión y Gratitud.
Lo viví como en mi viaje a Lencois…..llegue al desierto, lo disfruté, observé un eclipse de Luna…dicen que pasa cada cientos de años…como mis ciento ochenta días.
Busqué refugio en la Resolución y dormí en la Selva… fue entonces cuando me cruce con Euforia junto al Nerviosismo e Incertidumbre y me perdí…me volví a perder…
La selva es lo que tiene, a veces las ramas no te dejan ver más allá que el día a día, los compromisos, la satisfacción de un buen trabajo, y el disfrute de hacer aquello que más te gusta a costa de aquello que te da Refugio, Paciencia, Complicidad, Conocimiento, Asombro, Admiración, por cada uno de los que me encontré en la Red.
Y recordé a Aceptación…
Y pensé,
Solo depende de mí…
He vuelto…cuando muchos se van
Para volver a volver
Gracias
Fuente: Coaching Politico