Yaki y Nuka eran unos dibujos animados que echaban cuando yo era muy pequeño, tan pequeño que aunque fueron los primeros a los que me enganché, no me recuerdo viéndolos, y lo que recuerdo ha sido a base de ver los vídeos posteriormente.
Sin embargo, yo dormía con un osito Yaki (desconozco si la grafía correcta es esa, más japonesa, o Jacky, a la inglesa – en aquellos tiempos no tenía estas dudas), y dormí con él, más o menos hasta los seis años o así.
Ver este vídeo me ha hecho recordar a aquél osito, mi compañero de aquellos primeros años.
PD. Dormir con un osito todas las noches no ha conseguido que me acaben gustando los hombres barbudos como compañeros de cama.